sábado, 12 de noviembre de 2016

Henryk Szeryng: In Concert



Álbum Decca (antes Philips) de 13 CDs

Con este título ha editado Universal Italia, bajo el sello Decca, una caja de 13 CDs con grabaciones para Philips del gran violinista polaco-mexicano (1918-1988), discípulo del mítico Carl Flesch. Álbum que se puede conseguir en internet a un precio muy bajo. Aunque tal vez no es tan conocido como otros colegas suyos, Szeryng fue, sin duda, uno de los más grandes violinistas de su tiempo, y de los más fiables en casi cualquier repertorio, como lo atestiguan las interpretaciones de esta publicación, así como otras realizadas para DG (las Sonatas y Partitas de Bach que muchos siguen considerando las más modélicas e indiscutibles de la discografía) o para RCA (unas magistrales Sonatas de Brahms junto a Rubinstein, por ejemplo). Dotado de un mecanismo portentoso, de una rectitud musical a prueba de bombas y de uno de los sonidos más bellos y ricos de la historia del instrumento, me sorprendió desagradablemente escuchar en una entrevista a Nathan Milstein referirse a él con cierto menosprecio, viniendo a decir que, entre sus grandes contemporáneos, era el violinista menos personal y reconocible. No estoy de acuerdo, y me figuro que se debía, más que a envidia -espero-, a alguna razón de índole personal no muy confesable.  

 

Este álbum, del que han dejado incomprensiblemente fuera sus grabaciones de los Conciertos de Bartók (No. 2, con Haitink y la Concertgebouw, 1970) y de Jean Martinon (Kubelik y la Radio Bávara, DG 1971), dos interpretaciones de bandera, comienza con Bach. Sus Conciertos (Marriner/Academy of St Martin in the Fields, 1976) se hallan entre los más destacados, en particular el de dos violines, con un estupendo Maurice Hasson. Szeryng es de los pocos violinistas estrella que grabaron Las Cuatro Estaciones de Vivaldi (English Chamber Orchestra, sin director, 1969), creo que con fortuna diversa: el nivel medio es muy alto, pero me gustado menos un algo decaído Verano, y mucho el Otoño. Este segundo disco se completa con soberbias versiones de los Conciertos Sexto y Noveno de L'estro armonico (1976, asimismo con la ECO). 

 

Vuelto a escuchar el ciclo de los cinco Conciertos y las tres piezas para violín y orquesta (Adagio K 261 y Rondós K 269 y 373) de Mozart, tengo la impresión de que, en lo que al solista se refiere, no conozco ninguno que me guste más: su sonido, su musicalidad, su lirismo perfectamente en estilo son inmejorables. Por suerte, la ortodoxa batuta de Sir Alexander Gibson al frente de la New Philharmonia (1966-1970) es rigurosamente ejemplar. Incluidos en la Edición Mozart de Philips, deberían encontrarse en un doble CD que pudiera comprarse por separado. 

 

Su Concierto de Beethoven con Bernard Haitink y la Concertgebouw (1974) es admirable. Pero es una lástima que no hayan recurrido al que ocho años antes había grabado con Hans Schmidt-Isserstedt y la Sinfónica de Londres, que me parece sencillamente uno de las tres o cuatro interpretaciones más extraordinarias de la discografía. Como curiosidad: ambos contienen las cadenzas de Joseph Joachim, frente a las habituales de Fritz Kreisler. La versión de 1966 solo se encuentra en CD en el álbum con las 9 Sinfonías y los 5 Conciertos (con Backhaus) de Isserstedt, unas y otros con la Filarmónica de Viena. En las dos Romanzas (1971) que completan el 5º CD Szeryng está espléndido (más aún en la Segunda), pero Haitink recurre a un contingente orquestal demasiado nutrido y robusto. El Concierto Triple beethoveniano (1971) cuenta con dos compañeros de excepción: Claudio Arrau y Janos Starker, así como una impecable dirección de Eliahu Inbal y la New Philharmonia. Se trata de una visión más clásica y contenida que intensa según lo que solemos entender por beethoveniano. Más centrado encuentro el Concierto Doble de Brahms, con Starker, la Concertgebouw y Haitink: una de las versiones de referencia, próxima a la de la misma orquesta y el mismo director, con Perlman y Rostropovich (EMI 1980), tal vez la cimera de la discografía.  

 

De Paganini Szeryng llevó al disco tres Conciertos: en 1976 el Primero y el Cuarto, excelentes realizaciones de virtuosismo fulgurante que sin embargo no se convierte en su principal propósito. Cinco años antes, igualmente con la London Symphony estupendamente dirigida por Gibson, Szeryng había llevado a cabo la primera grabación mundial del recién descubierto Tercero, en Mi mayor: versión excepcional que sigue, creo, inalcanzada. Este último se acompaña de la Sinfonía Española de Lalo, que pese a la algo apagada batuta de Édouard van Remoortel al mando de la Orquesta Nacional de la Ópera de Montecarlo (1970), brilla por un violín exultante e insultante. Me parece que Szeryng es el violinista que mejor ha entendido el esquivo Concierto de Schumann, en su grabación de 1964 con Antal Dorati y la London Symphony. Algo menos logrado está el de Mendelssohn, debido a un Dorati en exceso vehemente. Este 9º CD contiene además seis piezas para violín y piano, con Charles Reiner (1964): Bartók, Debussy, Brahms, Sabre, Novácek y Rimsky-Korsakov. Fenomenales, sobre todo, las dos últimas. 

 

El CD 10 agrupa uno de los más formidables Conciertos de Brahms de la historia del disco y uno ejemplar de Mendelssohn (Haitink/Concertgebouw, 1974). CD, obligatorio, que publicó aisladamente el sello de muy bajo precio Newton. El CD 11 vuelve a presentar, innecesariamente (¿cómo es que lo repiten, en lugar de haber incluido el Bartók?) el Concierto de Brahms, esta vez con una batuta muy poco brahmsiana, Dorati, en el podio de la Sinfónica londinense (1962). Intérpretes todos ellos certeros, sin embargo, en el desigual, endeble Concierto de Khachaturian (1965). De nuevo Remoortel en Montecarlo (1970) rebaja el valor de la versión del Tercer Concierto de Saint-Saëns, esta vez más severamente; mucho menos afectados se ven la Habanera y la Introducción y rondó caprichoso. Sin embargo, Tzigane de Ravel es tal vez lo más decepcionante de todo el álbum. 

 

Un modélico Concierto de Tchaikovsky (1977), con Haitink y su Orquesta de Amsterdam -que sin embargo no alcanza las cuatro versiones de referencia- y un muy hermoso y volcado hacia el lirismo casi romántico Concierto de Alban Berg (1971), en origen de DG, con Kubelik y la Sinfónica de la Radio Bávara, cierran este álbum, que recomendaría aun sin tener en cuenta de que se puede comprar por dos euros y pico cada disco. Las tomas de sonido tienen casi siempre muy buen nivel para su momento.

3 comentarios:

  1. Qué feo el comentario de Milstein sobre su colega Szeryng. No tenía noticia de esa opinión. El tiempo va poniendo a cada uno en su sitio. Los discos de uno y de otro demuestran que el polaco es un artista bastante más grande que el Odessa. Incluso en las tan cacareadas obras para violín solo de Bach por Milstein: las de Szeryng son, claramente, mejores, aunque no ganasen tantos premios. ROBERTO.

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    1. Desde luego, estoy contigo, Roberto en eso que dices.
      Otra cosa: ¿cuáles son esas cuatro principales grabaciones del Concierto para violín de Chaikovsky? Gracias.
      Julio.

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    2. Sí, también yo prefiero Szeryng a Milstein, y en concreto en la Obra para violín solo de Bach.
      Mis cuatro versiones favoritas del Tchaikovsky (yo lo escribo así) son: Oistrakh/Filadelfia/Ormandy, Perlman/Filadelfia/Ormandy, Vengerov/Filarmónica de Berlín/Abbado y Batiashvili/Staatskapelle Berlín/Barenboim, que acaba de publicarse, y del que hablaré en breve. Hay también otras cinco o seis versiones que me gustan mucho.

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