Mozart, Beethoven, Berlioz, Elgar... hasta Schoenberg y Berg
Por menos de cien euros puede
conseguirse esta preciosa caja que reúne, en una presentación ejemplar, todas
las grabaciones del músico hechas para los sellos CBS/Sony y RCA. Han rescatado
varias interpretaciones que nunca habían salido en CD, otras que tampoco lo
habían hecho en DVD, y muchas otras que hoy eran casi inencontrables. Han respetado
los contenidos de los LPs originales y en los sobres de cartón han impreso sus
portadas -muchas de ellas diseños preciosos- y sus contraportadas (en las que
solo se pueden leer los comentarios con vista de lince... o una lupa). Un
estupendo y cuidadísimo libreto de 110 páginas contiene un artículo e información
muy completa sobre las grabaciones: lugar y fecha, productores, ingenieros,
etc. Y al final viene un índice alfabético para encontrar más fácilmente en qué
CD está tal o cual obra.
Voy a hacer un repaso rápido
por los discos, que han sido ordenados por orden cronológico de publicación,
desde 1968 hasta 2014, si bien después de 1990 Barenboim grabó para estos
sellos solo su segundo Concierto de Año Nuevo. El CD 1 contiene el Concierto de cámara de Alban Berg registrado
con Boulez en 1967; creo que el de DG, también con el mismo director, doce años
posterior, es aún más logrado. El resto del LP original, en el que no
interviene Barenboim, lo han mantenido: las 3
Piezas para orquesta op. 6 y los Altenberg-Lieder.
Los CDs 2, 8 y 11 (1970, 72 y 73) llevan los 5 Conciertos y las piezas para violín y orquesta de Mozart con
Pinchas Zukerman y la English Chamber: interpretaciones inéditas hasta hoy. Son
las versiones más serias y hondas que conozco -increíbles todos los movimientos
lentos-, si bien Zukerman tocando y dirigiendo se inclinó más por el lado
digamos lúdico de estas obras en 1982-83 (igualmente para Sony). El CD 3
contiene una de las dos únicas grabaciones de Barenboim dirigiendo a la
Filarmónica de Nueva York: una intensa, ardiente Cuarta de Tchaikovsky de 1971 que, en cualquier caso, mejoraría en
Chicago 26 años después. Sigue (CD 4) una de las para mí dos más geniales
interpretaciones de este álbum: una Sinfonía
concertante para violín y viola de Mozart con Stern, Zukerman y la ECO
(1971): no tengo palabras para calificar esta interpretación, con todos sus
componentes en estado de gracia; nada que se le acerque se ha vuelto a
escuchar. Muy hermosa la equivalente página de Carl Stamitz, tocada asimismo de
ensueño. En 1972 y 1973 (CDs 5 y 7) registró las dos Sinfonías de Elgar con la Filarmónica de Londres (en orden inverso,
como las de 2014 y 2016 para Decca, con la Staatskapelle Berlin). Siguen
estando entre las mejores interpretaciones existentes de estas obras, más británicas aquellas y más personales y
audaces las recientes. Impresionante, gloriosa, la versión de, según el propio
Elgar, su obra cumbre: el gran poema sinfónico Falstaff (LPO, 1973), que completa el CD 6 con una soberbia Obertura Cockaigne. Ello no obsta para
que en Falstaff haya llegado
Barenboim aún más lejos, hasta la cima absoluta, en el DVD/Blu-ray (EuroArts
2014) con la Filarmónica de Berlín (como curiosidad: había sido con él con
quien la famosa orquesta había tocado la obra por primera vez). Más Elgar, pero
esta vez fallido: el CD 9, con las 5 Marchas
de Pompa y circunstancia, me parece uno de los peores logros de Barenboim director: el empeño en restarles
grandilociuencia no funciona. El disco se rellena con la Marcha imperial y con las cinco piezas de La Corona de India (LPO, 1973-74).
El CD 10 agrupa el Concertone para dos violines de Mozart y
la algo insípida Sinfonía concertante
para violín y viola de Ignaz Pleyel, con Stern, Zukerman (violín y viola) y
la ECO (1973): un lujo de intérpretes para dos curiosidades. El CD 12 es
también singular: el Concierto de
Aranjuez y el de guitarra de
Villa-Lobos con el gran virtuoso John Williams y la ECO (1974), que los
japoneses han editado en SACD. La obra de Rodrigo creo que nunca ha sido
ejecutada por el solista con tal perfección (el del DVD con
Williams/Filarmónica de Berlín/Barenboim -"Noche latinoamericana",
Arthaus 2010- no tan pletórico, está aún más logrado en un Adagio inesperadamente sobrecogedor). El CD 13 (1973-74) insiste en
Elgar, uno de los amores del Barenboim veinte y treintañero, que vuelve a
reverdecer recientemente. Aquí se agrupan nueve piezas para orquesta pequeña:
la Serenata para cuerda, Chanson de
matin, Chanson de nuit, Elegía, Salut d'amour, Romanza para fagot (con
Martin Gatt), Rosemary, Carissima y Sospiri. Con un nivel interpretativo muy
alto, excepcional en Elegía y Sospiri, la
English Chamber está en su salsa. El gran Isaac Stern, pese a una cierta
inseguridad, tuvo el 16 de mayo de 1975 al grabar el Concierto de Beethoven uno de sus días más inspirados, si bien
Barenboim -al frente aquí por segunda y última vez en disco de la Filarmónica
de Nueva York- no se eleva al nivel de sus otros dos registros, con Zukerman y
la Sinfónica de Chicago (DG 1977) y con Perlman y la Filarmónica de Berlín (EMI
1989) -cuatro si añadimos la transcripción beethoveniana para piano, con él
mismo como solista (DG, ECO 1973)-. La versión con Zukerman sigue siendo para
mí la cumbre de la discografía.
En dos días de marzo y tres
de abril de 1975 grabaron los cinco Conciertos
de Beethoven Arthur Rubinstein (¡88 años cumplidos!) y Barenboim, con la London
Philharmonic. El mítico pianista polaco, que no había destacado especialmente
en Beethoven, se superó con creces a sí mismo (el ciclo con Krips, de 1957, es
notable, y endeble el de Leinsdorf, de 1964-68). En cuanto a Barenboim, que los
había hecho tocando con Klemperer, era la primera vez que los dirigía en disco
(después lo haría dos veces más, también tocando). Con resultados siempre sobresalientes.
Uno de los primeros acercamientos discográficos de Barenboim a la música
francesa fue llevado a cabo en 1976, al año siguiente de llegar a la
titularidad de la Orquesta de París. Fue preludio de logros mayores que
llegarían después; el programa contiene dos obras que no ha vuelto a grabar y
en las que acertó de lleno: España de
Chabrier y Escalas de Jacques Ibert.
En cuanto al Preludio a la siesta de un
fauno y la segunda suite de Dafnis y
Cloe, los mejoraría pocos años después para DG con la misma orquesta.
Vuelta a Elgar en el CD 19 (1976) con la que sigue siendo la interpretación
discográfica más admirable hasta ahora de su gran Concierto para violín (Zukerman, LPO), junto a la de Znaider/Colin
Davis (RCA 2009). Y el último Elgar para Sony (CD 20): las Variaciones Enigma (LPO, 1976), con ciertos altibajos pero momentos
altísimos en las variaciones 5, 7, 9, 11 y 12. El disco lo completa una toma en
público de 1970 con la Orquesta de Filadelfia (primera y última grabación con
el famoso conjunto) y la poco después incurablemente enferma Jacqueline Du Pré
en su Concierto por antonomasia, el
del mismo Elgar. Menos ortodoxa que su genial versión con Barbirolli (1965, ¡para algunos el mejor disco de la historia!) o la de vídeo (1967) con Barenboim y la New Philharmonia, es si cabe más excitante: exaltada, inmensamente apasionada, arrolladora. Imponente y vibrante interpretación en 1976 del Te Deum de Berlioz, con los Coros y la Orquesta de París (CD 21),
que puede codearse con las de C. Davis y Abbado. Otro tanto ocurre con el hasta
ahora inédito Harold en Italia, con
la misma orquesta y el concurso de un sensacional Zukerman (CD 22, 1976). El
solo de viola volvería a bordarlo bajo la batuta de Dutoit: siguen siendo mis
dos versiones favoritas, junto con la videográfica de Tabea Zimmermann y
Eschenbach.
Otro disco del mismo año y
también en París: Stern entusiasma en el Tercer
Concierto de Saint-Saëns (si bien Barenboim volvería a superarlo junto a un
inalcanzable Perlman), y convence también por completo en el hermoso Poema de Chausson y en la preciosa Berceuse de Fauré. Vuelta en el CD 24
(1976) a Berlioz, con la "Caza real y tormenta" de Los Troyanos y las tres grandes páginas
orquestales de Romeo y Julieta
(inéditas en CD), solo tres años antes de que grabase la obra completa para DG.
Por cierto, me gustan más estas tomas que las posteriores. Ese mismo 1976
llevaron al disco Neil Black y Barenboim, con la ECO, una antológica versión
del bellísimo y otoñal Concierto para
oboe de Richard Strauss -su primer acercamiento fonográfico al compositor
muniqués-. Solo ligeramente puede hablarse de progreso a propósito de la
grabación, 25 años después, con Alex Klein y la Sinfónica de Chicago (Teldec). Dos
años más tarde completó el programa con otra estupenda interpretación de El burgués gentilhombre -nunca antes en
CD-, que solo cede ante la genial de Maazel con la Filarmónica de Viena (Decca
1967). Último Elgar para Sony (CD 26: 1976): soberbio In the South y admirables Sea
Pictures con la gran mezzo Yvonne Minton (tal vez solo Baker y Barbirolli
les superen). En 1979 grabó Barenboim la segunda de sus cinco series de los dos
Conciertos para piano de Brahms, tras
Barbirolli y Kubelik y antes de Celibidache y Dudamel. Nadie ha tocado con
tamaña profundidad musical estos Conciertos,
pero es cierto que de Zubin Mehta (con la Filarmónica de Nueva York) no puede
decirse algo equivalente, pese a su enorme profesionalidad. Ahora bien,
escuchar el Allegro appassionato del Segundo es una experiencia única. Pelleas und Melisande de Schoenberg (CD
29: Orquesta de París, 1977) no es algo por lo que Barenboim será recordado
(nada que ver con Barbirolli, Karajan o Boulez); recientemente parece haberse,
en conciertos, sacado esa espina.
La primera grabación digital
llegó en 1984 (CD 30) con la Sinfonía
Fantástica de Berlioz al frente de la Filarmónica de Berlín, el más
destacado de sus cuatro registros de esta obra y una de las referencias
discográficas existentes. Fue su primer disco dirigiendo a la mítica orquesta
alemana. El disco ha sido -extrañamente- completado con la sensacional,
reveladora, Burlesca de R. Strauss
que grabase en 1985 con Mehta y esta misma formación. Entre 1984 y 1986 grabó
el de Buenos Aires, también con la orquesta berlinesa, las 8 Sinfonías de Schubert más tres piezas de
Rosamunda (CDs 31, 32, 34, 35 y 36).
Con un planteamiento muy robusto para las primeras Sinfonías, las cimas de la
serie son la Segunda, la Cuarta "Trágica" y una colosal
Novena "Grande". El sonido,
un tanto espeso en su primera edición, ha sido considerablemente mejorado en su
reprocesado. El CD 35 se completa (¡el programador del repertorio ha caído en
la cuenta!) con una apasionada Obertura de Oberon
de Weber que Barenboim dirigió en el concierto del 60º aniversario de la
Filarmónica de Israel, el 26-XII-1996 (el resto de la velada fue bajo la batuta
de Mehta). Versión estratosférica la de Pierrot
lunaire de Schoenberg de 1977 (CD 33), con un elenco impresionante: la voz
de Yvonne Minton y los solistas instrumentales Michel Debost, Antony Pay,
Zukerman, Lynn Harrell y Barenboim. Dirige el insustituible Boulez.
Pocos días después de la
caída del muro de Berlín, en concreto el 12 de noviembre de 1989, se celebró en
la Philharmonie de Berlín un concierto gratuito para ciudadanos de Berlín Este,
a cargo de la Filarmónica de la ciudad con nuestro músico de pianista y
director. Acaso la más espontánea e inspirada de sus innumerables grabaciones
del Primer Concierto de Beethoven
precedió a una incandescente y genial Séptima
Sinfonía. Esta velada ocupa el CD 37 y el DVD 1; en este se añaden
entrevistas y dos propinas mozartianas: el Andante
cantabile de la Sonata K 330 y la
obertura de Così fan tutte. Una
velada inolvidable. Fabulosa toma de sonido (CD 38, 1989) de 12 Lieder de Des Knaben Wunderhorn y del ciclo Lieder eines fahrenden Gesellen, en los
que Dietrich Fischer-Dieskau, pese a su edad, imparte una lección irrepetible,
y, sorprendentemente, también la del hasta entonces poco mahleriano Barenboim
en el podio de la Filarmónica de Berlín. En la Obra completa para violín y
piano de Schubert (CDs 39 y 40) -que, dicho sea de paso, contiene al menos dos
maravillosas joyas apenas conocidas- un Stern bastante mayor (1987: 67 años),
con un sonido que había perdido mucho de su radiante esplendor, desluce el
resultado final. Tampoco es precisamente el mejor Schubert del pianista. Grabadas
en público en el Chicago Symphony Hall en 1989 (CD 41), las tres Sonatas para violín y piano de Brahms
con Itzhak Perlman no son -salvo quizá la Tercera-
todo lo que podría esperarse de dos fieras
como él y su amigo Barenboim. El 2º DVD contiene la filmación de las mismas y,
¡ojo!, añade una interpretación asombrosa, colosal del Trío para piano, violín y trompa de Brahms filmado en 1990 en
Bayreuth con Barenboim, Perlman y el primer trompa de Chicago, Dale Clevenger.
Es el punto más alto de toda la caja junto a la mencionada Sinfonía concertante de Mozart. Los CDs 42-43 y el DVD 3 contienen
el segundo de los Conciertos de Año Nuevo en Viena dirigidos por Barenboim, el
de 2014. Con, por supuesto, la Orquesta Filarmónica de la ciudad. Con ciertos
altibajos, varias de sus piezas son interpretaciones inolvidables: Friedenspalmen, Dynamiden, Ohne Sorgen y
Carrière-Polka de Josef Strauss o Seid umschlungen, Millionen, Stürmisch in
Lieb' und Tanz, la obertura de Waldmeister
y Klip-klapp de su hermano
Johann.
Conozco los 5 Conciertos de Beethoven de Rubinstein-Barenboim. Creo que este no los ha vuelto a dirigir tan rematadamente bien las dos veces en que los volvió a grabar. ¿Sería porque tenía que estar pendiente antes que nada de tocar?. Juan González.
ResponderEliminarPues mire, Juan, no sé si se deberá a que con Rubinstein solo está pendiente de dirigir, pero quizá llevas razón, al menos en lo que se refiere al Segundo Concierto y al Cuarto, que quizá no ha vuelto a dirigir mejor; si acaso le alcanza el Cuarto en que toca y dirige con la Filarmónica de Viena en Salzburgo (DVD/Blu-ray C Major), quizá la versión en que más me gusta como él toca.
EliminarÁngel:
ResponderEliminarEn el presente post dices sobre la grabación berlinesa de Barenboim (9,5) de la Sinfonía Fantástica:
"[...] una de las referencias discográficas existentes."
Y teniendo en cuenta que en otro post has dicho sobre la grabación de Davis/Concertgebouw (9,5):
"[...] ejemplar por su equilibrio y modélica realización, a mí me parece que le falta un punto de la locura, de la fantasía desbordante que anida en la obra, e incluso cierto cachondeo en el finale. Y eso lo han entendido mejor algunos otros directores [...]."
Te pregunto, ¿tiene la referencial grabación de Barenboim ésas cualidades y/o detalles que para ti le faltan a la referencial grabación de Davis?
Sé que tu favorita es la de Muti de Chicago (10), pero si la descartamos, ¿tú preferirías la grabación de Barenboim a la de Davis? Muchas gracias.
En Amazon de España venden la edición japonesa (2016), supuestamente remasterizada, de la berlinesa de Barenboim:
https://www.amazon.es/Berlioz-Symphonie-Fantastique-Daniel-Barenboim/dp/B01HLDYRA2/ref=sr_1_1?__mk_es_ES=%C3%85M%C3%85%C5%BD%C3%95%C3%91&dchild=1&keywords=B01HLDYRA2&qid=1599342420&s=music&sr=1-1
La versión de Colin Davis/Concertgebouw, la mejor de las suyas, es ejemplar como realización, pero carece de la retranca que parece anidar en la partitura. Creo que Barenboim -sobre todo en París y en Berlín- bucea mejor en esos aspectos. Creo que ambos directores son compatibles y complementarios en esta obra. No me resultaría fácil decantarme entre una y otra.
EliminarBuena noticia la de esa remasterización: su sonido fue siempre bueno, con una gama dinámica muy extensa, pero para mi gusto era un poco corta en frecuencias agudas.