Este pasado fin de semana he descubierto que numerosas contestaciones de algunos lectores no las había recibido por e-mail en mi correo electrónico (algo, al parecer, posible y hasta frecuente, pero que yo ignoraba), si bien que podría haberlas hallado en un lugar para mí ignoto de mi blog. Pido excusas a quienes me las enviaron por no haberles publicado esos comentarios en su momento; ahora, con mucho retraso, he procedido a hacerlo en varios de los casos.
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