Barenboim toca y dirige a la Filarmónica de Berlín
El sello EuroArts acaba de
editar, en DVD y Blu-ray, el concierto en la Philharmonie de Berlín que tuvo
lugar el último día del año pasado. Solo cuatro meses después de haberse
producido; ¿por qué suelen tardar un año en lanzar la mayoría de las ediciones,
mientras que el concierto de Año Nuevo de Viena suele demorarse menos de un
mes? Es, hasta el momento, el último lanzamiento discográfico de Daniel
Barenboim, esta vez tocando y dirigiendo a la Filarmónica de Berlín.
En el programa, obras que ya
había grabado y filmado anteriormente. Aun así, el interés de esta publicación
es muy, muy elevado. Con el altísimo estándar de calidad sonora al que en los últimos años estamos acostumbrados
(y en la Philharmonie de la capital alemana hace ya tiempo que saben grabar de
maravilla) y con una muy esmerada realización de Torben Jacobsen, la primera
parte la llenó el Concierto No. 26, K
537, "de la Coronación" de Mozart. Barenboim ya lo había grabado
en 1974 con la English Chamber Orchestra para EMI, en 1989 filmado para
EuroArts y en 1991 grabado en audio para Teldec, en estas dos últimas ocasiones
con la Filarmónica de Berlín, como ahora. Es seguramente el menos bueno (nunca el peor) de los ocho últimos conciertos
pianísticos del autor, y quizá el único que no me consta que Barenboim hubiera
tocado en los últimos años. ¿Por qué lo habrá elegido? ¿No será para demostrar
que también es excelente, mejor de lo que se suele opinar? Porque ha sacado petróleo de él. Fernando López
Vargas-Machuca afirmó en su blog (ya saben, "Ya nos queda un día
menos") a partir de una retransmisión anterior a la publicación en soporte
físico, que le parecía "la mejor interpretación que conocía de un
concierto (de cualquiera) para piano de Mozart". Creo que estoy totalmente
de acuerdo.
Yo había dicho (y creo que
escrito) exactamente eso mismo del Concierto
No. 13, K 415 que Barenboim hizo, también con la misma orquesta, en el
Concierto de Europa de 1997 (en Versalles). Y recuerdo que se lo copié al
llorado Ángel F. Mayo (no demasiado barenboimiano, pese a su respeto por los
Wagner y los Bruckner del de Buenos Aires) en un vídeo VHS: "escúchalo,
Ángel, y ya me dirás si recuerdas una interpretación de este calibre de algún
concierto de Mozart". Pocos días después, Mayo me confirmaba por teléfono
que probablemente yo no había exagerado.
Pues bien, este Concierto K 537 puede que vaya aún más
allá en creatividad, en hondura, en belleza, en riqueza y diversidad de
pulsación y expresión. Cuando hace unos meses escribía yo aquí, a propósito de
su grabación para D.G. de los dos Cuartetos
con piano del compositor de Salzburgo, que "Barenboim toca ahora
Mozart mejor que nunca" no exageraba, y aquí tenemos otra prueba. Vuelve a
incluir, como en ocasiones anteriores, la preciosa cadenza de Wanda Landowska para el primer movimiento, con una
inesperada autocita del propio Mozart: sin el menor propósito virtuosístico,
sino por el contrario sacando de ella toda la música imaginable. Y si la interpretación pianística es excelsa, no
lo es menos, en absoluto, la dirección, increíblemente maleable, con un punto
de noble grandeza.
En la segunda parte hicieron
todo el Ravel orquestal español, es decir la Rapsodia española, la Alborada
del gracioso, la Pavana para una
infanta difunta y el Bolero. La Rapsodia me ha gustado, si cabe, un poco
más todavía que su sensacional grabación con la Sinfónica de Chicago (Erato,
1992): la evocación de las diferentes atmósferas de la obra en cuatro partes es
insuperable. Mejor todavía, sin parangón en la discografía, es la Alborada del gracioso: ver y oír para
creer, ¡toda una revelación! Hermosísima y muy sentida la Pavana (si bien la suya con la Orquesta de París, 1982 y la de
Giulini con la Philharmonia, ambas D.G. siguen siendo mis favoritas). ¿Y el Bolero? ¡Ay, el dichoso Bolero!... Apenas hay versiones
discográficas que me entusiasmen, y no conozco ni una sola en público en la que
no haya algún desliz de alguno de los solistas, como mínimo (la excepción: el
de Karajan en San Silvestre 1985). Aquí no hay ninguno ostensible, pero sí
alguno levemente perceptible. Por otra parte, lo prefiero un poco más lento (14'07":
Martinon, EMI 1975, y Barenboim, D.G. 1982, ambos con la Orquesta de París, y
el referido de Karajan siguen siendo mis favoritos), y me parece que el último
compás no quedó del todo bien, se desinfló un pelín. Aun así, una gran versión,
de un 9 para entendernos. Pero es que la Pavana
es de 9,5 y todo el resto del programa (propinas incluidas), de 10 sin la menor
duda. Las propinas fueron cuatro piezas de las suites de Carmen, a cuál más extraordinaria. El éxito fue apabullante: toda
la sala puesta en pie. El público fue muy consciente de haber asistido a una
velada memorable.
Hola, Ángel:
ResponderEliminar¿Llegaste a asistir a una de las célebres comilonas de Mayo, con sus dosis de lamprea y pacharán? Como militante wagneriano, no sabes lo que lamento no haber conocido al madrileño, aunque después del chasco que me llevé con los alumnos de Guerrero... No estaría de más recopilar sus crónicas de Bayreuth, comentárselo a Pilar Alesón o a su hijo Ricardo, que no sé si lo tienen en mente.
Saludos cordiales.
No, fui invitado, pero nunca quise acudir a esas comilonas; no soy nada aficionado a esas "fiestas". Ángel era un comilón de aúpa y bebía más de la cuenta. Por culpa de ello vivió menos delo que hubiera podido. Lástima. Su conversación, aun no estando de acuerdo con él, era una maravilla.
EliminarHola desde Compostela. Es cierto lo que comentas de Bolero. Casi ninguna interpretación de la obra de Ravel es un diez. Ferenc Friksay lo hace bien desde mi punto de vista, con la Radio de Berlin, lo convierte en un poema sinfónico dramático. Por cierto, no leas el artículo de Norman Lebrech este mes en Scherzo, je je je.
ResponderEliminarEl Bolero de Ravel por Fricsay me pareció muy extraño; no estoy seguro de que me guste así.
EliminarEn cuanto al artículo de Lebrecht me parece que ya lo leí (más o menos) en inglés; yo sabía, en cuanto saltó lo de que Barenboim "maltrató" a ciertos músicos, que Lebrecht estaría encantado de ocuparse de ello; nunca ha ocultado su odio irracional al genial músico argentino.
Lo tengo pendiente en dchall...quizá lo vea esta noche, en directo no pude, reuniones familiares mandan más que la música..ya que uno tiene a sus padres vivos, hay que disfrutarlos...ciao...
ResponderEliminarHola desde Compostela.Si, tienes razón. Lebrech dice que en una entrevista que le hizo para la BBC los técnicos sudaban frío, y en Berlín algunos músicos se medicaban para soportarlo. En fin... Le considero un pianista fuera de lo común y enorme director. Por cierto, sus interpretaciones en obras de cámara, sonatas para violín o chelo, su piano es asombroso, mejor incluso que en sonatas en solitario. Creo que él y Brendel y Richter poseen el mejor Schubert grabado en el s.XX.
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