sábado, 24 de mayo de 2025

La Sinfonía "Alpina" de Richard Strauss

 

RICHARD STRAUSS: Sinfonía Alpina, op. 64

Noche – Salida del sol – El sol asciende – Entrada en el bosque – Siguiendo el curso del arroyo – Junto a la cascada – Aparición – En los prados floridos – En los pastos alpinos – Pérdida del sendero entre la espesura y la maleza – Sobre el glaciar – Momentos de peligro – En la cima – Visión – La niebla se levanta – El sol se oscurece poco a poco – Elegía – Calma antes de la tormenta – Tormenta, descenso – Puesta de sol – Epílogo – Noche

Richard Strauss fue siempre un gran amante de la naturaleza, y en particular de las montañas. Se hizo construir una villa en las cercanías de Garmisch, desde la que se divisaban el pico Zugspitze y los Wettersteingebirge. Cuando contaba 14 años hizo su primera excursión por la alta montaña, subiendo con un grupo de montañeros al Heimgarten, en su nativa Baviera. Al menos un par de hechos ocurridos en aquella ocasión –su pérdida de orientación durante un tiempo y la tormenta que se desencadenó y que les obligó a refugiarse en una cabaña– aparecerían reflejados en su Sinfonía Alpina. 

Aunque algunos esbozos se remontan a comienzos del siglo XX, no fue hasta principios de 1911 cuando se puso manos a la obra para componer el más extenso y ambicioso de sus poemas sinfónicos, al que sin embargo no llamó así, sino sinfonía, que en un principio pensó titular “El Anticristo”, “porque hay en ella una purificación moral proveniente de su propia fuerza, una liberación que pasa a través de la obra, una alabanza a la naturaleza gloriosa y eterna”, escribió en su Diario el 18 de mayo de 1911, tras recibir la noticia de la muerte de Gustav Mahler. Pronto dejó de lado la partitura para enfrascarse en la composición de Ariadna en Naxos, del ballet La leyenda de José y del primer acto de La mujer sin sombra. Tras ello retornó a la Alpina, terminándola en febrero de 1915.

Hacía ya años que había completado su gloriosa serie de poemas sinfónicos (Vida de héroe, de 1898 era el último), al que había seguido como única obra orquestal la Sinfonía Doméstica en 1903. La Alpina, op. 64, está por su naturaleza, por su carácter programático, tal vez más cerca de aquéllos que de ésa, que a fin de cuentas se ajusta de algún modo al esquema tradicional de sinfonía en cuatro movimientos, con el scherzo en segundo lugar y el movimiento lento en el tercero. También en la Alpina algunos comentaristas han creído ver un esquema de sinfonía más o menos oculto, consistente en introducción, exposición, desarrollo, scherzo, movimiento lento, recapitulación y coda (a la que retorna la “Noche” con la que daba comienzo la Sinfonía). Pero en la Sinfonía Alpina, como en otras obras orquestales de Strauss, no hay contradicción entre la música programática –Liszt, Berlioz, Wagner– y la música absoluta –Beethoven o Brahms–, pues logró combinar ambas. Sin embargo, Strauss no se propuso seguir la senda de Beethoven en la Sinfonía “Pastoral”, todo un himno a la comunión del hombre con la naturaleza, sino plantear una especie de credo pagano: una música más apegada a la tierra y más descriptiva, que no desdeña incluso la imitación. Enfoque que no le impide detenerse a reflexionar en ciertos momentos (“Visión” –punto central de la Sinfonía, vivencia metafísica que parece un sueño– “Elegía”, “Epílogo”) y en la que es difícil no ver una parábola de la vida: noche (nacimiento), salida del sol, ascenso, placeres y contrariedades, llegada a la cumbre, descenso, puesta de sol, noche (muerte).

Una curiosa afirmación de Strauss sobre la Sinfonía Alpina fue la de que “quería componerla con la naturalidad con que una vaca da leche”. A este respecto, Kent Nagano afirma: “es como si su arte de componer fuese algo innato e instintivo. Sus ideas y sus pensamientos musicales parecen fluir como la cosa más natural”.

La obra se divide en 22 secciones, con sus correspondientes títulos, que se tocan sin interrupción (algunas, incluso, se solapan, siendo prácticamente imposible determinar el punto exacto en que acaba una y comienza la siguiente). Largo, fascinante y también inquietante, abrumador viaje de un solo día que se erige como una de las obras orquestales más imponentes y fascinantes del primer cuarto del siglo XX.

La partitura, que requiere una enorme orquesta, con no menos de 137 músicos, incluyendo una nutrida sección de percusión, máquina de viento, máquina de truenos, heckelfón, 4 tubas tenor, órgano y una banda fuera de escena de 16 músicos, estaba destinada a la Orquesta de la Corte de Dresde (la actual Staatskapelle), que iba a estrenarla bajo la dirección de Ernst von Schuch. Pero su muerte (el 10 de mayo de 1914) lo impidió, por lo cual el propio Strauss asumió la batuta, dándola a conocer con la Orquesta sajona el 28 de octubre de 1915 en Berlín. Al terminar los ensayos para el estreno, Strauss –que había tardado exactamente cien días en orquestarla, desde el 1 de noviembre de 1814 al 8 de febrero de 1915– comentó a los miembros de la orquesta: “¡por fin he aprendido a orquestar!”. Llamativa afirmación en boca del acaso mayor virtuoso de la orquestación de todos los tiempos: probablemente irónica, pero que en cualquier caso reconoce que en esta obra había ido más lejos que nunca hasta entonces en ese arte. Con las cuerdas divididas hasta en veinte partes, Strauss domina con maestría incomparable una amplia paleta de sonoridades, tanto las más poderosas (que se producen sólo en contadas ocasiones) como las más delicadas y sutiles. Contra lo que pudiera sugerir el enorme contingente orquestal movilizado, no se trata de una composición retórica ni grandilocuente, que además comienza y concluye suavemente, en un ambiente de recogimiento e introspección. Sí constituye una especie de compendio de toda la enorme sabiduría orquestal straussiana. La partitura está dedicada al intendente de la Ópera de Dresde, el Conde Nicolaus von Seebach, y a la Orquesta de la misma, “con gratitud”. 


DISCOGRAFÍA

Sinfonía Alpina, op. 64 (1915)

1936 Music&A Strauss/ReichssendersOrchester             48’47

1953 Urania      Knappertsbusch/OFilViena                    47’13   8/5

195? Orfeo       Mitropoulos/OFilViena                         44’47   7/4

1958 DG          Böhm/StaatskapelleDresden                  52’00   8/6

1966 RCA        Kempe/ORoyalPhilharmonic                 48’49   7/7

1972 EMI         Kempe/StaatskapelleDresden                 49’45   8/7

1976 Decca      Mehta/OFilLosAngeles                         48’05   7,5/7,5

1980 Decca      Solti/OSinfRadioBávara/Solti                44’19   7/7,5

1981 DG          Karajan/OFilBerlín                               50’51   9,5/8

1983 EMI         Previn/OFiladelfia                                48’54   8/8,5

*1983-87 Sony Karajan/OFilBerlín                               50’24   9,5/7

1985 Philips     Haitink/OConcertgebouw                      49’32   8,5/8

1987 Chandos   Neeme Järvi/ORealNacEscocia              49’14   7,5/8

*1988 Arthaus  Sinopoli/StaatskapelleDresden               53’10   9/8

1989 Decca      Ashkenazy/OdeCleveland                     50’05   8/8,5

1990 Sony        Mehta/OFilBerlín                                 52’18   8/8

1993 Philips     Masur/OGewandhaus                            50’09   7/7,5

1993 Erato        Barenboim/OSinfChicago                     49’32   9,5/8

1994 DG          Sinopoli/StaatskapelleDresden               50’17   9/9

199? Hännsler   Frühbeck/OSinfViena                            48’35   7,5/7

1997 Philips     Ozawa/OFilViena                                 50’30   8/9

1999 Accord     Kazimierz Kord/OFilVarsovia               43’15   5/7

1999 RCA        Maazel/OSinfRBávara                          50’29   9,5/9

2001 DG          Thielemann/OFilViena                          52’56   7,5/8

2002 ArteNova Zinman/OTonhalleZúrich                      52’16   7,5/8,5

2005 Warner     Welser-Möst/OJuvenilGMahler              44’42   6/9

2006 Naxos      Antoni Witt/StaatskapelleWeimar          54’00   7/7

*2006 Arthaus  Nagano/DeutschesSymphBerlin             51’20   9/9

2007 Sony        Luisi/StaatskapelleDresden                    50’10   8,5/10

2008 RCO        Jansons/OConcertgebouw                     52’09   8/8,5

2009 Hänssler   Bychkov/OSinfRadioColonia                 47’35   7,5/8,5

2009 Pentatone Janowski/OSinfPittsburgh                     49’42   8/9

2010 LSO         Haitink/OSinfLondres                           50’15   8,5/8

2010 Naïve       Philippe Jordan/ONacÓperaParís           52’25   8,5/7,5

2011 Orfeo       Nelsons/OSinfCBirmingham                 51’28   9,5/8,5

*2011 OpusArte Thielemann/OFilViena                         51’54   7,5/8

2011 Decca      Blomstedt/OSinfSanFrancisco               52’24   8,5/9

*2014 C Major Thielemann/StaatskapelleDresden          53’00   8,5/9

2014 Decca      Harding/OSaitoKinen                            51’56   9/9,5

*2015 DCHall  Nelsons/OFilBerlín                               54’18   9,5/7,5

2016 BR           Jansons/OSinfRadioBávara                    50’59   7,5/7

2016 Farao       Nagano/OSinfGotemburgo                    50’45   8/8,5

2016 Oehms     Sebastian Weigle/OÓperaFrankfurt       50’20   7,5/7,5

2018 ABC        Andrew Davis/OSinfMelbourne             50’25   7/8

2018 Pentatone Orozco-Estrada/OSinfRFrankfurt           55’21   9,5/10

2020 Lawo       Vasily Petrenko/OFilOslo                      51’25   6/8

2021 Pentatone Jurowski/OSinfRadioBerlín                   48’48   7/8

2022 DG          Nelsons/OSinfBoston                            53’05   9,5/9

*2022 DCHall  Philippe Jordan/OFilBerlín                    50’17   9/8,5

2023 Signum    Santtu M.Rouvali/OPhilharmonia          55’49   9/9      

*2025 DCHall     Mäkelä/OFilBerlín                                       48’33    8/8,5


8 comentarios:

  1. A la Sinfonía Alpina la ubico, según mi modesto gusto musical, entre las diez primeras Obras Maestras de todos los tiempos.

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    1. Tengo curiosidad -y seguro que también muchos lectores- sobre cuál es su lista de las 9 restantes.

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    2. Perdona, Ángel, por exagerar y/o hacer mal la cuenta. No podría excluir a las muchas Obras Maestras que, por ejemplo, nos ofrecen Beethoven, Brahms o Bruckner, por sólo citar a tres genios. Pero ahora sí digo de que la Alpina se encuentra en la punta de la pirámide junto a otras geniales composiciones.

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  2. Aún no conozco las de Orozco Estrada en Pentatone y Nelsons en DG.

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  3. Ángel, te faltó poner la puntuación en la primera grabación de la lista, es decir, la del propio Strauss.

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    1. Se debe a que encuentro esa grabación. Pero me parecía importante que figurase.

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  4. En lo que es Idagio, que es la aplicación de streaming que utilizo para la música clásica, esa versión de Richard Strauss no aparece, pero sí un par de grabaciones algo posteriores. Más allá de la curiosidad que muchos puedan tener por la dirección del compositor, (su estilo de dirección ha sido realmente influyente pero en esta obra no realizó seguramente su mejor trabajo), lo cierto es que sus versiones no “compiten” para quienes no aprecien el sonido histórico, porque además la calidad de ejecución no es comparable a las grabaciones que llegaron después. Es un problema bastante común que afecta también a las versiones de Knappertsbusch y las dos de Böhm, y en general a todas las anteriores a la primera grabación de Zubin Mehta.
    Por otro lado, tengo que localizar la grabación de Daniel Barenboim. Es una lástima que el argentino no haya grabado la obra en estos últimos diez años. Si lo hubiera hecho, podría haber sido la versión del siglo, (ahí está su Vida de héroe). Y digo esto porque, al menos a mi entender, Barenboim no encontraba el espíritu de Richard Strauss en aquel período.
    Por último, evidentemente Una sinfonía alpina de Richard Strauss no es una de las diez mejores obras de la Historia de la Música, (ni tampoco el mejor poema sinfónico de Richard Strauss, para empezar), pero tampoco merece el trato tan condescendiente que le da Tranchefort en la Guía de la música sinfónica…


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    1. Sobre eso último: me resulta sorprendente la opinión de Tranchefort sobre esta obra capital, si no "el mejor" de sus grandes poemas sinfónicos (difícil decidirse entre este, Don Quijote y Vida de héroe), sí es seguramente el más elaborado y con el que su arte de la orquestación llega a lo más alto.
      Y no quiero dejar de decir que, si no me equivoco, la interpretación más colosal que recuerdo de esta obra -en vivo o grabada- fue la que hizo, poco antes su muerte, Lorin Maazel con la Radio Bávara en Madrid.

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