Ya he contado en más de una ocasión que lo primero que le
escuché a Daniel Barenboim fueron dos Sonatas
(la K 330 y la K 333) y una Fantasía para
piano (la K 396) de Mozart, allá
por el año 1965 o 1966. Yo por entonces ya conocía esas dos y algunas otras
Sonatas del de Salzburgo, tocadas por pianistas muy importantes y, la verdad, la
propia música no me había entusiasmado. Me parecía que las obras para piano solo eran muy inferiores a sus Conciertos para ese instrumento o a las últimas Sinfonías. Pero escuchar a aquel joven desconocido
haciendo un Mozart mucho más hondo y humano, mucho menos rococó que el que yo conocía, supuso para mí un aldabonazo. Habían
sido grabadas -lo he sabido ahora- en diciembre de 1962; es decir, que ese
pianista que de alguna manera me redescubría el piano de Mozart tenía veinte
años recién cumplidos. Yo entonces no sabía qué edad tenía, pero sí me enteré
de que era joven. Su forma de hacer Mozart me había emocionado, a diferencia de
las versiones que yo recordaba de esa y otras páginas pianísticas mozartianas
por Edwin Fischer, Walter Gieseking, Robert Casadesus, Lili Kraus, Clara Haskil, Wilhelm Backhaus
o Wilhelm Kempff, pianistas de los que había leído maravillas. A ese descubrimiento se debió mi prematura
admiración por Barenboim, que no ha hecho sino consolidarse y acrecentarse con
el tiempo.
Ahora, en el álbum de 39 CDs que Deutsche Grammophon ha
publicado con todas las grabaciones a solo de Barenboim para el sello amarillo
("Barenboim. The Solo Recordings on D.G.") han incluido dos CDs (que correspondían a tres LPs de los años sesenta) con
grabaciones de cinco Sonatas y dos Fantasías de Mozart. Tomas originales de
Westminster (sello que ha pasado, al menos parcialmente, a D.G.). Vueltas a
escuchar ahora, no puede uno menos que admirarse y emocionarse ante la valentía
y la lucidez de aquel joven que vino a enmendar la plana en toda regla a los
grandes del teclado, revelando de hecho que el piano de Mozart era mucho más
grande y profundo de lo que se creía. Sí, es lo que se creía, puesto que era
así como se le escuchaba, como sonaba.
Estas obras son concretamente, además de las referidas Fantasía en Do menor K 396 y las Sonatas en Do mayor K 330 y Si bemol mayor K 333, la Sonata en La menor K 310, en Si bemol mayor K 570, así como la
monumental Fantasía y Sonata en Do menor K
475/457, grabadas dos años después. Todas ellas son interpretaciones con
fuerte y renovadora carga dramática, hasta el punto de permitirme afirmar que
la K 310 (plena de ansiedad y
tensión) y la K 475/457 (de un
poderío y dramatismo prebeethovenianos) apenas tienen que envidiar a sus
grabaciones para el ciclo mozartiano completo de EMI (1990).
Anteriormente, en 1955, a los doce (o trece, pues no figura
el mes de la grabación, y él nació el 15 de noviembre de 1942), ya había
grabado un curioso y variado programa en el que demostraba un talento y una
intuición fuera de serie. No voy a comentar este disco, original de Philips,
presente también en esta recopilación, porque ya lo ha hecho, inmejorablemente,
Fernando López Vargas-Machuca en su blog "Ya nos queda un día menos",
comentario con el que estoy plenamente de acuerdo. Y todavía antes que los
Mozart, ya había registrado para Westminster, en marzo de 1958, seis Sonatas de
Beethoven: las números 8
"Patética", 14 "Claro de luna", 21 "Waldstein",
23 "Appassionata", 29 "Hammerklavier" y 32, ¡nada menos! En ellas ya se atisba,
en unas más que en otras, el fabuloso ciclo de las 32 Sonatas de Beethoven que iba a grabar pocos años después para EMI,
y que fascinó a Otto Klemperer hasta el punto de pedirle a EMI grabar con él
los cinco Conciertos y la Fantasía coral. Recuerdo perfectamente
que cuando le escuché esa "Patética"
de EMI (1966), me dije: "¡este es mi pianista!" Las tres o cuatro
versiones que ya conocía de esa Octava Sonata
quedaron arrumbadas para siempre en mi memoria.
Hola, Ángel:
ResponderEliminarA los citados habría que añadir a Walter Gieseking e Ingrid Haebler... Es cierto que las sonatas tienen un componente didáctico que las aleja de la majestuosidad de los conciertos (el propio Beethoven al parecer prefería las de Clementi), pero con el tiempo he ido aprendiendo a valorar sobremanera su contenida melancolía...
¿Qué opinas de la integral de Eschenbach para DG, que en su día rivalizó (al menos comercialmente) con la del argentino? ¿Y de las dos de Maria - Joâo Pires, para Erato y DG, así de sus conciertos con Theodor Gulschbauer?
Saludos cordiales
A Gieseking sí que se le puede añadir a esa lista; me olvidé de citarlo. Pero a Ingrid Haebler creo que no la había escuchado aún por entonces, a mediados de los 60. Dudo sobremanera que Beethoven pudiera preferir las Sonatas de Clementi a las de Mozart.
EliminarLa grabación de Eschenbach no me gustaba gran cosa, si bien hace años que no la escucho. El ciclo de Pires para Erato lo conozco muy parcialmente, lo mismo que el de Denon. El de DG me parece muy desigual: hay algunas que me parecen espléndidas, pero otras bastante superficiales y ligeritas. Los Conciertos de Mozart que conozco de Pires/Guschlbauer tampoco me convencen gran cosa.
Pues recuerdo haberlo leído en algún sitio (no sé si en Alfred Einstein), y el propio Horowitz decía que en Clementi estaba "el esqueleto de la música de Beethoven". Si bien su pianismo, como el de Haydn, es me arcaico y próximo a un Scarlatti o un Galuppi. En cualquier caso, merece mucha más atención en un en exceso jerarquizado canon musical.
EliminarSaludos cordiales.
Las Sonatas de Clementi que conozco (algunas de ellas tocada por Vladimir Horowitz precisamente) están bien hechas, pero carecen del genio de las de Haydn o Mozart, eso es clarísimo. De Galuppi conozco bien poco y me ha intersado muy relativamente. Pero, ¡ojo!, Domenico Scarlatti son palabras mayores.
EliminarEn eso estamos de acuerdo, últimamente he estado con las selecciones de Zacharias y a ver si hasta me descargo la ciclópea integral de Scott Ross.
EliminarSaludos cordiales.
¿Sabe por qué en esa colección de grabaciones completas no se ha incluido la Sonata de Liszt que grabó para DG? Me hubera gustado escucharla. ¿El propio Barenboim no ha querido incluirla en favor de los registros de Erato y el DVD?
ResponderEliminarSaludos
Sí, viene en ellibretillo una nota en la que dice que Barenboim ha preferido omitirla porque su opinión acerca de esa obra ha cambiado mucho desde que la grabase allá por 1979. Su grabación de Erato es abiertamente superior, y no digamos la del DVD EuroArts filmada en el Wahnfried de Bayreuth, sin duda mi favorita entre todas las que conozco.
EliminarMe olvidé de decirte que la Sonata de Liszt que Barenboim grabó para DG sí está en CD en un álbum anterior (El piano romántico, vol. 1).
EliminarAños antes, en 1999, yo diseñé el repertorio para una colección de Altaya (venta en kioscos, qué tiempos) titulada "D.G. Collection", en la que incluí esa grabación, acompañada de la Sonata Dante y de la Fantasía en Do mayor op. 17 de Schumann.
Esta Sonata en Si menor me parece una excelente versión, por mucho que más tarde Barenboim la mejorase claramente en las dos ocasiones referidas.
Gracias. Como imagino que el disco de la coleccion de Altaya se imposible de conseguir, buscaré "El piano romántico, vol. 1".
ResponderEliminarSaludos
"Barenboim: The romantic piano, vol. 1. Chopin, Schumann, Liszt)" está también descatalogado. En Amazon aparece por USA, a un precio altísimo. Si tienes mucho interés, yo te podría copiar el CD y podría pasarlo a Ritmo para que te lo hicieran llegar, después de llamar tú a dicha revista. Ya me dirás.
EliminarMuchas gracias por el ofrecimiento, pero ya he localizado el volumen "The Romantic Piano" en Spotify. Bendito invento este!! Esta DG me parece una muy buena versión de la sonata de Liszt. A ver si tengo una rato y hago una comparación con las de Erato y el Dvd. A priori lo que siempre me ha fastidiado es el sonido con el que los ingenieros de Erato grababan al piano a Barenboim. Veremos.
ResponderEliminarSaludos
A mí sí me gusta concretamente esta toma de sonido de Erato, lo mismo que de la de las tres Paráfrasis de Verdi que acompañaban el CD original. Creo que hace bastante justicia a su sonido "al natural", es decir en público.
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