Beethoven
El 22 de octubre tuvo lugar en la
Philharmonie de Berlín la celebración del vigésimo aniversario de la fundación
de la orquesta, en un principio juvenil, impulsada por Barenboim y el ya
fallecido intelectual Edward Said. Está formada por músicos de Israel y de
varios países árabes -Palestina en primer lugar-, así como andaluces. Esto
último tiene su explicación: Andalucía fue cruce de culturas que hoy pugnan
pero que allí convivieron mucho tiempo en paz, y también porque la Junta de
Andalucía ha subvencionado a la orquesta, que ensaya los veranos en la
localidad sevillana de Pilas. Para la ocasión se contó con dos astros del
panorama musical, además de con, por supuesto, su director: Anne-Sophie Mutter,
Yo-Yo Ma y Barenboim. En el programa, dos obras de dos de los compositores de
referencia para Barenboim, con las que ha estado muy familiarizado a lo largo
de los años: el Concierto triple de Beethoven y la Novena Sinfonía
de Bruckner.
Desde el teclado, y por supuesto con
partitura -algo raro en él, pero poco menos que imposible de eludir en una obra
con tres solistas- tocó su parte, ya que no sin algún desliz, con su consumado
arte. Impresionantes sus rubatos en el rondó. Hubo en este movimiento un
miniaccidente: la partitura del pianista-director se resbaló y fue preciso,
hasta recolocarla (con la ayuda de la violinista), hacer un inesperado silencio
de no más de un segundo. Mutter, que es una instrumentista colosal dotada de un
sonido extraordinariamente bello, no es un secreto que a veces se extralimita
en excesos caprichosos o sentimental(oid)es. Por suerte, aquí estuvo
absolutamente contenida, si bien impuso a su parte en algunos momentos un
lirismo dulce y tierno que no llegó pasarse de rosca, pero que contrasta con la
versión más viril (valga el tópico) de Itzhak Perlman en la grabación y
filmación del propio Barenboim con la Filarmónica de Berlín (CD/DVD EMI 1995).
En esa también estuvo Yo-Yo Ma, y me ha llamado la atención que un cellista que
lleva casi en silencio discográfico varios años (tiene 64) se halle en tan
buena forma y se entregue a su parte con tal intensidad, logrando una belleza y
una expresividad hasta hoy sin parangón (sin duda por encima de Rostropovich en
su grabación con Karajan). En algunos momentos la versión fue enfurecida,
apasionadísima, lo que se tradujo en tempi más vivos de lo habitual,
pero no motivados por exhibicionismo virtuosístico, sino, claramente, por puro
fuego. Magnífica, sin matices, la dirección, logrando una sonoridad orquestal
cien por cien beethoveniana.
Y Bruckner
La Novena de Bruckner es una de las
partituras más veces dirigidas por el director porteño, y en sus grabaciones (tres) y
conciertos, aun dentro de una ortodoxia y un conocimiento estilístico absoluto,
se le han conocido aproximaciones un tanto diversas. El 22 de octubre no hubo
nada singular en el sólidamente trazado primer movimiento ni en el furibundo scherzo
(violines staccatissimi), pero sí me llamó la atención el intensísimo,
inmensamente conmovedor anhelo de consuelo en el Adagio final. Lo que no
impidió el inquietante misterio de algunos pasajes en íntimo pianissimo,
ni, por supuesto, el inmenso terror de los pavorosos clímax. Tengo la impresión
de que la ejecución no estuvo todo lo ensayada que exige una obra tan
extremadamente difícil (o tal vez que hubo algunos nervios), pues se produjeron
algunos ligeros desajustes e inexactitudes en el movimiento inicial. Para una
obra como esta, la Orquesta del Diván no es, evidentemente, la Staatskapelle
Berlin, curtida a más no poder en Bruckner, pero la entrega de los chavales
(algunos ya completamente adultos) compensó y arrastró, enardeció al público,
que aplaudió largamente y con enorme fervor. Por cierto, entre los asistentes
pudo verse al fiel Alfonso Aijón y a la esposa de Barenboim, Elena Bashkirova,
sentada junto a la Canciller Angela Merkel.
Solo un apunte. Yo Yo-Ma no ha parado de grabar. El más reciente es el concierto de cello de Essa Pekka Salonen, una nueva lectura de las suites de Bach, la banda sonora de la película The Vietnam War, los tríos de Brahms con Ax y Kovakos, y los de Bach con Christ Thile y Edgar Meyer. Un abrazo. Juan Henríquez
ResponderEliminarGracias. Sabía solo lo de las nuevas Suites de Bach. Los años anteriores a estos últimos se había dedicado casi solo a "crossovers".
EliminarDisculpe Ángel, pero Barenboim no es bonaerense, sino porteño. Bonaerense es la persona que nace en la Provincia de Buenos Aires (La Plata es su capital), mientras que porteño es el nacido en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires o Capital Federal.
ResponderEliminarGentilicio:
https://es.wikipedia.org/wiki/Buenos_Aires
Atte.,
Mario