Beethoven tímido y pequeñito de Midori
El sello Warner acaba de publicar un disco con el Concierto y las dos Romanzas para violín y orquesta de Beethoven, por Midori con el Festival Strings de Lucerna y su director artístico, Daniel Dodds. De entrada: no sabía que ese grupo orquestal siguiera existiendo, pues las grabaciones suyas que recuerdo se remontan a décadas atrás. En este disco, como me temía, es demasiado pequeño. Por cierto, estas obras requieren más instrumentos que las cuerdas (¿habrán pedido refuerzos?). La dirección de Dodds es casi correcta, pero tímida e insípida. No deja de tener gracia: tras escuchar el disco, he ido a Wikipedia y allí su biografía oficial empieza diciendo: “Daniel Dodds es una fuerza musical inspiradora. Su entusiasmo y su irresistible energía en el escenario transmiten joie de vivre a sus compañeros músicos y a los públicos”. Pues bien: a mí me parecido justo lo contrario (¿dime de lo que presumes…?). Pero lo que me ha resultado un jarro de agua fría ha sido mi antes admiradísima Midori. Tras una larga etapa en la que casi no se conocía de su actividad le he escuchado hace pocos años unas Sonatas y Partitas para violín solo de Bach (Onyx 2015) que no me han gustado. No diría tanto de este Beethoven, porque es musical y sensato, pero todo es retraído, pequeñito (también el sonido), hiperintimista y sí, en consonancia con la batuta, tímido. Y las Romanzas, algo frívolas y casi banales, me han gustado aún menos. Lástima.
Cosas de Vladimir Horowitz
El famosísimo pianista Horowitz -en mi opinión mucho más virtuoso que artista- era conocido, entre otras cosas, por su avaricia y tacañería. El aún joven pero ya conocido Byron Janis le pidió que le diese lecciones, y Horowitz aceptó, pero solo si se las pagaba a razón de 100 dólares la hora (¡100 dólares de los años 50!). Janis aceptó, y las estuvo recibiendo intermitentemente a lo largo de tres años. Quizá en venganza por esos abusivos honorarios, Janis se ligó a su mujer, Wanda Toscanini. En 1978, el presidente Jimmy Carter invitó a Horowitz a tocar en la Casa Blanca. Cuando Carter se enteró de que Horowitz había exigido, y cobrado, a sus espaldas, 193.000 dólares por los derechos de retransmisión radiofónica de esa actuación, montó en cólera hasta el punto de declararlo persona non grata.
Gershwin sobre Schubert
Poco antes de su muerte, en 1937, George Gershwin recibió de un amigo suyo las partituras de unos cuantos lieder de Franz Schubert. Tras examinarlos, Gershwin exclamó, consternado: “¡Daría todo lo que poseo por ser capaz de haber compuesto una sola de estas canciones!”
Celibidache en pleno campo
Una vez, hace mucho tiempo, en que el genial Sergiu Celibidache dirigió en un país del este de Europa, se le ocurrió pedir a las autoridades que montasen una plataforma para la orquesta, pues quería hacer música en el campo para que los aldeanos, que nunca habrían escuchado música clásica en directo, pudieran hacerlo libremente y gratis. Durante la actuación se fue acercando gente para asistir a tan sorprendente e inesperado espectáculo. Uno de los campesinos que se aproximó, tras escuchar un rato, dijo en voz alta: “¡Qué desperdicio! ¡Tantos músicos tocando para que baile solo ese hombre!”
Sin embargo, el Concierto de Hindemith que Midori grabó no hace mucho con Eschenbach es buenísimo.
ResponderEliminarRAMÓN V.
Completamente de acuerdo. Pero esa grabación, para el sello Ondine, tiene ya ocho años.
EliminarReedición de DG:
ResponderEliminarhttps://dg.lnk.to/Gieseking-Bach