Las 5 Sinfonías de Saint-Saëns por Cristian Macelaru
El nuevo director titular de la Orquesta Nacional de Francia, el rumano Cristian Macelaru (n. 1980), ha publicado en Warner un álbum de 2 CDs con las Sinfonías completas de Saint-Saëns. Opción que, me parece, hoy por hoy es la más conveniente para este ciclo, teniendo en cuenta también las espléndidas tomas de sonido: son más o menos tan buenas como las de Marc Soustrot en Naxos (2015), si bien la de la Tercera de este supera, en mi opinión, a la recién publicada.
Es lo primero que le escucho a este director, que en 2014 obtuvo el Solti Award y que sonsigue aquí una respuesta espléndida de la Orquesta. Mis impresiones son muy favorables, pues sorprende el excelente partido que obtiene de obras tan poco frecuentadas como las Sinfonías 1 y 2 más las no numeradas en La mayor y en Fa mayor “Urbs Roma”. El caso de la Tercera, con órgano, es otro cantar; de esta, de lejos la mejor sinfonía de su autor, se han ocupado numerosos pesos pesados de la dirección orquestal que constituyen una competencia formidable. En todo caso, el movimiento lento de Macelaru me parece absolutamente extraordinario. Soberbia la intervención del organista Olivier Latry. Pero esta Sinfonía, tan problemática de grabar, es la que menos bien ha quedado de la serie en este aspecto. (Asombra todavía hoy cómo la versión de absoluta referencia, analógica de 1976, sigue siendo la que mejor suena. Me refiero a la de Barenboim, con la Sinfónica de Chicago grabada en su sede y el órgano en la Catedral de Chartres: artificio que resulta imperceptible. En calidad de sonido solo la iguala, si acaso, la de Pappano, Warner 2017).
“Cello unlimited”, el último disco de Kian Soltani
El fenomenal violonchelista austríaco de origen iraní (n. 1992) ha realizado para DG un curioso experimento: músicas en su mayoría de cine compuestas por Hans Zimmer, Howard Shore, John Powell y Alfred Schnittke, arregladas por el propio Soltani para varios cellos (grabados y regrabados, todos ellos, por él), más dos piezas compuestas por el propio intérprete. A mí el disco me ha parecido una exhibición de talento como ejecutante y como adaptador, pero el 90% de la música que contiene me gusta bien poco; curiosamente, las dos piezas compuestas por Soltani están entre las mejores. Se ve que DG, siguiendo los pasos de lo que Sony ha hecho con el grandísimo Yo-Yo Ma, ha preferido hacer un disco potencialmente muy comercial antes que embarcarse en una nueva grabación con él de los Conciertos de Haydn o de Schumann o de las Sonatas de Brahms, por poner algunos ejemplos. Ello después del asombroso desembarco de Soltani en el sello amarillo con su primer disco, que incluía la excelsa Sonata “Arpeggione” de Schubert y un segundo CD con el Concierto de los conciertos para violonchelo, el de Dvorák.
Alexei Lubimov, Nicholas Angelich, Cédric Tiberghien, Denis Kozhukhin y Alexandre Kantorow en las 4 Baladas de Brahms
Se me ha ocurrido escuchar algunas versiones de las Baladas op. 10 de Brahms que no conocía. Estos cinco notables pianistas, ninguno muy mayor cuando realizaron estas grabaciones, caen por lo general en un trascendentalismo un poco impostado: tempi a menudo muy lentos y una cierta pérdida del hilo conductor de las piezas. Brahms es muy difícil, ya lo sabemos, y es fácil caer en la superficialidad o, por el contrario, como hacen estos, en un intento de profundidad poco natural, un tanto forzada, que acaba aburriendo algo al oyente. Porque, ya se sabe, mantener tempi lentos (sobre todo en la música del XIX) sin que el discurso se venga abajo, pierda tensión interna, es particularmente difícil y está al alcance solo de los más grandes intérpretes. Gilels (DG 1976), Arrau (Philips 1978), Michelangeli (DG 1981) y, sobre todo, Zimerman (DG 1983) son los que más y mejor han ahondado, con tempi bastante lentos, en estas hondas, hermosas y sentidas piezas del joven Brahms. Mucho más moroso que ellos, Glenn Gould (Sony 1982) acaba siendo siendo monótono y perdiendo el horizonte. Por otra parte, grandes brahmsianos como Julius Katchen o Barenboim defraudan un tanto: el primero (Decca 1965) en una Cuarta Balada fallida, superficial, y el segundo (Teldec 1997) por falta de aliento y hasta de concentración.
En todo caso, entre los cinco pianistas referidos al principio encuentro notables diferencias: Lubimov (Warner 1992), de sonido de escasa densidad, nada brahmsiano, es quien menos me ha gustado; Angelich (Virgin 2006) es quizá al que más salvo aquí; Tiberghien (Harmonia Mundi 2006) es demasiado intimista, quizá por ello falto de contrastes y de garra; Kozhukhin posee un magnífico sonido Brahms, pero no planifica del todo bien el juego de tensiones, y Kantorow (Clermont-Ferrand 1997, Premio Tchaikovsky en 2019, el primer francés en conseguirlo) posee un mecanismo asombroso y mucho talento, pero me temo que ha llegado demasiado pronto a una música tan densa y comprometida como esta.
4 Baladas, op. 10
1965 Decca Katchen 4’55+5’47+3’48+5’35 6/7
1970 RCA Rubinstein 3’57+5’46+3’57+7’24 8/7
1973 DG Kempff 3’44+6’21+4’13+8’38 7,5/6
1976 DG Gilels 4’37+7’05+4’25+8’53 9/8
1978 Praga Gilels 4’40+6’35+4’10+7’15 8,5/7
1978 Philips Arrau 3’52+7’34+3’15+9’11 8,5/8
1981 DG Michelangeli 4’31+7’11+4’15+9’37 9/8,5
*1981EuroArts Michelangeli 4’40+7’18+4’10+9’57 8,5/6
1982 Sony Gould 6’48+8’34+4’38+9’39 6/7,5
1983 DG Zimerman 4’51+6’45+4’23+8’16 9,5/8,5
1991 Philips Brendel 4’04+6’01+3’44+8’52 8,5/9
1992 Warner Alexei Lubimov 4’04+6’49+4’13+8’11 6,5/7,5
1997 Teldec Barenboim 3’53+5’59+3’57+7’32 8/9
2006 Virgin Nicholas Angelich 5’12+7’08+4’28+9’57 8,5/9
2006 HMundi Cédric Tiberghien 4’28+6’43+4’08+9’01 7,5/9
2017 Pentatone Denis Kozhukhin 4’35+6’30+4’21+8’49 8/9,5
2021 Bis Alexandre Kantorow 5’48+6’54+4’44+8’25 8/9,5
Aportaciones a las 32 Sonatas de Beethoven
Afirmaba Pedro González Mira en el último número de “Ritmo”, en su crítica al ciclo de las 32 grabado para Naxos por Boris Giltburg, que no aportaba nada nuevo a lo ya dicho en otras interpretaciones de este “Nuevo Testamento de la música para piano”. Y sí, es cierto, es en mi opinión -ya lo comenté en este blog el 1 de octubre de este año- un buen ciclo (¡a muy buen precio!), pero no, no aporta nada especial. ¡Pero es que se cuentan con los dedos de una mano los ciclos que lo han hecho! Entre estos no está tampoco, o al menos yo no lo veo -en contra de lo que opina González Mira- el de Igor Levit, otro buen ciclo, sí, pero ¿renovador en qué? No a todas las interpretaciones hemos de pedirles que sean innovadoras; basta con que sean atinadas, sinceras, musicales.
Acabo de terminar de escuchar el de Maurizio Pollini (DG, 1975-2015: ¡40 años para completar su grabación!), que no conocía en su integridad. Este ciclo del famoso pianista italiano, no está entre los grandes, ni mucho menos: además de presentar altibajos mayores que ninguno otro que yo conozca, tampoco hace aportación alguna a la jurisprudencia musical de esta serie. ¿¡O sí!?... Quizá hay algo en él que se puede decir de la mayor parte de estas Sonatas: que Pollini, consciente de la acreditada y merecida fama de sus dedos, desde al menos su grabación (1972) de los Estudios de Chopin, sigue empeñado en demostrar en estas grabaciones que no ha dejado de ser un virtuoso que es capaz de correr como el que más (Backhaus, Gulda), sin que parezca importarle en primer lugar el contenido, el trascendental trasfondo de estas obras. ¡Toda una aportación, esta de la velocidad, qué duda cabe!...
Gracias Angel. Hace poco Kantorow padre publicó 2 SACD’s en BIS con estas obras de Saint-Saens, dirigiendo la orquesta filarmónica real de Liege. Conoce estas versiones? A mí personalmente me desilusionó un poco
ResponderEliminarNo lo he escuchado y, francamente, no me apetece ahora gran cosa hacerlo. Jean-Jacques Kantorow rara vez me ha gustado mucho como violinista o como director.
EliminarLo de Kantorow con Brahms es, ciertamente, curioso, y me parece digno de admiración por su valentía, aunque por supuesto todo tiene un límite. En la final del Concurso Tchaikovsky, donde hay que tocar un concierto para piano del autor ruso y otro de un compositor diferente, eligió tocar el Segundo concierto de Tchaikovsky, y después el Segundo de Brahms. Como estrategia para participar en un concurso, ciertamente una locura; como “programa” de concierto, un gran acierto, aunque no sé cómo pudo sobrevivir Kantorow después de semejante esfuerzo.
ResponderEliminarEso sí, meterse con las Baladas Op. 10 de Brahms en disco, haciendo una grabación que quedará como testimonio más duradero, a semejante edad me sigue pareciendo, como dices, muy precipitado…
¡Pues un amigo me había recomendado que me comprase las 32 de Pollini!. Y he estado a punto, porque solo tenía algunos discos sueltos (Kempf, Brendel, Kissin), pero ninguna serie completa.
ResponderEliminarRigoberto.
¡Te lo desaconsejo vivamente! (¿Estás seguro de que es un buen amigo?...) Es broma: ¡es que como Pollini tiene tan buena reputación!... Pero solo se justifica para ciertas grabaciones suyas.
EliminarHola, Angel, que tal estas? Lo primero de todo, muchas gracias por tu respuesta a una pregunta que hice en otro post hace poco sobre la diferencia entre gusto y criterio en musica clasica. Muy interesante tu respuesta.
ResponderEliminarUna cosa que queria preguntarte: estoy empezando a escuchar (en parte por tus recomendaciones en este blog) el legado discografico de Claudio Arrau. Cuanto mas escucho, mas me gusta. Y en cierta manera me parece un antecedente de Barenboim, con esa forma de rellenar de contenido las obras sin dejar de respetar su estructura y forma. Es una figura enorme. Queria preguntarte si podrias recomendarme los discos esenciales de Arrau. He escuchado su Beethoven y algo de su Brahms pero aun no he tenido tiempo de escuchar el resto. Que mas me recomendarias (y por extension recomendarias al resto de lectores) de el?
Por cierto, he escuchado una version de las variaciones Handel de Brahms por el en un concierto en los anos 50 que me parece extraordinaria, mucho mejor que su grabacion en Philips, mas canonica o academica, podriamos decir.
Muchas gracias por todo
Un saludo
Perdona, no he podido responderte antes.
EliminarA mí me parece que los dos autores en los que más destacó Arrau fueron Schumann -creo que en muy primer lugar- y en Chopin. Pero también me parece extraordinario en varios otros compositores, como en Debussy. Y nunca me perdería su colosal disco con los Conciertos de Schumann y Grieg, tanto con Dohnányi como con Colin Davis.
Perfecto, muchas gracias, Angel. Empezare por ahi.
EliminarQue opinas de mi paralelismo con Barenboim? No crees que hay una cierta similitud en la manera de tocar de ambos?
Y gracias por la respuesta tan rapida.
Un saludo
¡Sin duda que la hay, en muchos aspectos! Ambos, aparte de pertenecer a una escuela centroeropea, básicamente germana en concreto, atienden preferentemente al contenido, al trasfondo de lo que tocan mucho antes que al virtuosismo. He pensado multitud de veces en lo que tienen en común. Creo que Barenboim estima de todos sus predecesores sobre todo a Arrau y a Rubinstein (y les ha dirigido a ambos).
EliminarHola, Angel,
ResponderEliminarPerdona, acabo de enviarte un mensaje preguntando por tus recomendaciones de la discografia de Claudio Arrau pero no se si se ha enviado bien. Lo has recibido?
Gracias
Un saludo