(Tras escucharle una Sexta Sonata de Prokofiev que me pareció sencillamente magnífica, me decidí a solicitarle una entrevista a este joven pianista de 21 años. Amablemente, aceptó sin dudarlo. Esta pudo hacerse varios días después, pues al día siguiente del recital Juan Pedro viajaba a Suiza para tocar allí).
A mí me gusta ser puntual, pero llegué a su casa con casi 15 minutos de retraso, por no haber una sola plaza de aparcamiento libre en un kilómetro a la redonda. La razón: ese día había carrera de caballos por la playa de Sanlúcar de Barrameda, y su casa está muy cerca de allí.
Mientras iba a buscar un par de vasos de agua, vi sobre el atril de su piano la partitura del Segundo Concierto para piano de Prokofiev.
P: Un Concierto que me gusta mucho, tanto o más que el Tercero, que sin embargo se toca mucho más a menudo. ¿Cómo empezó tu afición a la música? ¿Tenías antecedentes musicales en la familia?
R: No, no tenía; bueno, mi abuela tocaba un poco el piano cuando era joven, pero no fue por eso por lo que la música empezó a atraerme. Mi primer contacto con la música fue cuando profesores y alumnos del Conservatorio (Joaquín Turina) de Sanlúcar vinieron a mi clase en el colegio -yo tenía unos 7 años- y tocaron instrumentos; también nos los pasaron a los chicos para que pudiéramos probarlos. Ese día, cuando volví a casa, les dije a mis padres que yo quería hacer música, tocar algo.
P: Piano no llevaron, obviamente…
R: No. Yo quería tocar lo que fuese, y tampoco mis padres sabían qué instrumento comprarme. Me decidí por el piano: en el Conservatorio de aquí hice el grado elemental, los cuatro primeros años de mi aprendizaje musical. Los profesores me decían que tenía mucho talento para la música, y pronto empecé a cansarme de las piezas que me resultaban demasiado sencillas, quería avanzar más deprisa. Así que continué el grado medio, ya en Jerez de la Frontera: otros seis años.
P: ¿Tenías que ir todos los días laborables a Jerez? [está a poco más de 20 km.]
R: Casi a diario, tres o cuatro días cada semana. Al tiempo, empecé la ESO en Sanlúcar, de tal modo que entraba en el Instituto a las 8 de la mañana, salía a las 3 de la tarde y mi madre me llevaba a Jerez; me preparaba un bocadillo y me lo comía en el coche, de camino a Jerez, porque empezaba allí las clases de música a las cuatro de la tarde. Salía de allí a las nueve, y en ocasiones incluso a las diez de la noche. Tuve en Jerez un profesor muy exigente, y en el Conservatorio ya me consideraban muy talentoso.
P: ¡Menuda paliza, ese horario! ¡Eso es vocación! ¿Tenías ya piano en casa?
R: Sí, empecé teniendo en casa un piano electrónico, con un teclado digital. Pero en el segundo o el tercer curso en Jerez ya me compraron mis padres el piano que ves ahí [de pared, pero que suena bastante bien]. Ahora no me llena por completo, aunque va muy bien para practicar, pero al principio me pareció algo grandioso, y me ayudó a saber que quería dedicarme a la música y a tocar el piano. Descubrí, por ejemplo, los Nocturnos de Chopin y se me abrió todo un mundo.
P. ¿Después de Jerez?
R: Hice una prueba en Madrid, en la Escuela Reina Sofía, y en otros sitios, como en el Conservatorio de Amsterdam (que pertenece a la Universidad de las Artes) y fue en este donde entré, en 2019. Llevo allí ya tres cursos, y ahora estoy a punto de empezar el cuarto.
P: ¿No te admitieron en Reina Sofía?
R: Hice pruebas para entrar en la clase de Galina Eguiazarova, pero no me admitieron. Quedé en lista de espera. Es una gran profesora, que ha formado a pianistas muy brillantes. Mi profesor en Amsterdam es Frank van de Laar, y, la verdad, estoy muy contento con él, me inspira mucha confianza.
P: Este año has ganado el primer premio en un concurso de Amsterdam del que yo no había oído hablar [la European Piano Competition].
R: Hasta esta última convocatoria, ese concurso era solo de ámbito holandés, pero por primera vez lo han ampliado a toda Europa, así que me pude presentar. El tope de edad para presentarse es, me parece, de 27 o 28 años. Como yo tengo 21…
P: ¿Has pensado para el futuro en algún otro concurso?
R: Sí, y también mi profesor me anima y me aconseja sobre algunos. No de momento los más prestigiosos del mundo, claro, pero sí algunos bastante importantes…
P: ¿El de Jaén, entre ellos?
R: Sí, es uno de los posibles, el año próximo. Ya veremos.
P: Yo, que soy de allí, he asistido varios años, y creo que tú tienes un nivel claramente por encima, de la media de lo que yo he escuchado. Concursan allí muchos jóvenes que se hallan muy bien de dedos, pero, sinceramente, no tantos que además tengan buena cabeza, las ideas muy claras sobre lo que tocan.
R: Sí, Jaén me parece una opción interesante. De todos modos, aún tengo margen de algunos años para presentarme allí y en otros lugares.
P: A veces ocurre que los concursantes que he escuchado allí puedan perderse en la fuga [cualquier fuga de El clave bien temperado] de Bach. Pues es obligado tocar un preludio y fuga de cualquiera de sus dos libros. Hasta el punto de olvidarse de cómo sigue y dejar de tocar.
R: Hay otros concursos que siguen otro formato, pero en Jaén y en muchos otros hay que tocar en la primera ronda un preludio y su fuga, luego un estudio importante y el primer movimiento de una sonata clásica. Y está muy bien: el jurado lo tiene mucho más fácil así que si cada uno de los participantes puede tocar obras muy diversas: es más difícil juzgarlos y compararlos.
P: Claro:¡cómo saber elegir entre uno que toca la Fantasía Wanderer de Schubert y otro Pour le piano de Debussy!
R: Las fugas de Bach son, en efecto, difíciles de recordar de memoria, pues se necesita comprender a fondo la lógica de su construcción. Yo les tengo un especial respeto. Tocar muy bien un Prokofiev, música aparatosa y tremenda, no tiene por qué ser más difícil que tocar un buen Bach.
P: Yo he escuchado en directo dos veces El clave bien temperado, a Daniel Barenboim y a András Schiff, y me dejó pasmado que lo tocasen de memoria…
R: ¡Se necesita tener una cabeza!
P: No sé cuántas obras tienes preparadas para tocar en público, pero por lo que te escuché tocar el otro día [la Sexta Sonata de Prokofiev] y lo que he encontrado en YouTube, tocas desde Scarlatti hasta bien entrado el siglo XX, pasando por Haydn, Mozart, Beethoven, Chopin, Rachmaninov, Ravel…
R: Sí, me parece importante meterse en muchos charcos… Me gusta indagar en todos los estilos, aunque tenga épocas en las que me concentro más en alguno. Quizá lo que más toco es música del siglo XX.
P: De conciertos con orquesta solo te he podido escuchar el de Schumann, en el concurso. ¿Has tocado alguno más?
R: Sí, el Concierto en Re mayor de Haydn… y en enero tocaré el Primero de Tchaikovsky. También estoy, como has visto, preparando el Segundo de Prokofiev, además de alguno de Mozart… De Mozart -no debo presumir de que sea lo que más toco- hice hace mucho la Fantasía en Re menor, K 397, y después varias piezas, como el Adagio K 540 y otras páginas que a veces se tocan junto a él: el Minueto en Re mayor K 355 y la Giga en Sol mayor K 574.
También la Sonata K 280, algunas Variaciones… De Haydn, la Sonata 52 en Mi bemol [la última, No. 62, Hob. XVI: 52]. De Beethoven he tocado muchas veces la “Appassionata”.
P: Te he escuchado también Gaspard de la nuit de Ravel. ¿Es verdad que Scarbo [su tercera parte] es lo más difícil que existe para piano? Bueno, otros dicen que Islamey de Balakirev…
R: No lo creo; me parece que hay bastantes obras tan difíciles o más: ahí tienes, por ejemplo, la Sonata “Hammerklavier” de Beethoven, diez veces más difícil que Gaspard.
P: ¿Qué otras obras estás preparando? La Sonata 28, op. 101 de Beethoven, las Variaciones sobre un tema de Paganini de Brahms, la Fantasía en Do mayor de Schumann, y algunas cosas más.
P: ¿Algo de Schubert, uno de mis compositores predilectos?
R: He tocado música de cámara, alguna Sonata y varios lieder de Schubert transcritos por Liszt. Que no son exactamente Schubert, pero que están muy bien.
P: ¿Y de música española?
R: He tocado varias obras, sobre todo Albéniz: El Albaicín, Cantos de España op. 232 y voy a comenzar Eritaña. También estudié algunas obras de Turina y Falla. Hace no mucho me contactaron para que preparara e interpretase la Sonata Sanlúcar de Barrameda de Turina en un acto del centenario del estreno de esta obra, el 11 de septiembre de 2022. Al final se ha quedado en el aire...
P: ¿Qué música es la más reciente que hayas tocado?
R: He tocado piezas de Luciano Berio, de Nikolai Kapustin, de György Kurtág… Hay bastante música vanguardista que me gusta.
P: Finalmente: cuando debes preparar una obra nueva que no conoces, ¿te ayuda escuchar una o varias interpretaciones grabadas?
R: A la hora de enfrentarme con una obra nueva, siempre suelo escucharla varias veces antes de sentarme al piano a trabajarla, especialmente cuando se trata de un repertorio desconocido para mí. Es posible que escuche a distintos músicos interpretar la misma obra, pero no tanto con la intención de discriminar entre lo que está bien y mal y así saber qué dirección tomar. Más bien diría que cada músico tiene ideas distintas que aportar, y eso hace que también veamos diversos puntos de vista sobre una obra. A partir de ahí, cada uno sentirá preferencia por una interpretación o por otra. No se trata de imitar a nadie, pero creo que resulta muy útil para adentrarte en cada obra y en su mundo sonoro tener una mejor visión de la forma a grandes rasgos (algo que costaría más trabajo si no escucháramos la obra y nos sentáramos a estudiarla directamente) y entender la estética de la composición, que normalmente tiene que ver con la situación biográfica del compositor.
P: Me parece un proceder muy acertado. Pero te diré también algo que opino: hay interpretaciones que es mejor no tomarlas en consideración, porque no aportan a la visión de la obra nada bueno. Pienso en los Mozart que suenan como de cajita de música, el Schubert bonito pero insustancial, o, por poner un ejemplo muy concreto, las tres últimas Sonatas de Beethoven que grabó Glenn Gould, que encuentro abominables: no las entiende, y parece que además no le gustan.
Probablemente por prudencia, Juan Pedro parece no tener nada que comentar al respecto. (Tengo la impresión de que no conoce estas grabaciones de la 30, la 31 y la 32…)
Sanlúcar de Barrameda, 24 de agosto de 2022
(Actuaciones de García Oliva pueden verse en YouTube: el Concierto de Schumann, el Estudio op. 25/11 de Chopin, un programa Mozart, Beethoven, Ravel, etc.)
Muchísima suerte para éste joven pianista. Ojalá el futuro le depare una gran actividad llena de conciertos y recitales, aptitudes parece que no le faltan. Leyendo la entrevista se pone de manifiesto lo evidente, la cantidad de años de estudio, sacrificios y persistencia que requiere desarrollar una carrera musical. Mi hijo de 11 años comenzará este curso primero de profesional de cello. Siempre le digo; de todo aquello a lo que quieras dedicarte lo más difícil es la música, puedes ser ingeniero en cuatro años después de bachillerato, aunque se te den mal las matemáticas... En cambio la música requiere una dedicación, constancia, vocación que desde mi punto de vista va más allá. Entiendo que es una profesión preciosa no sólo orientada a la actividad concertistica, sino también a la docencia, ya que ambas facetas en la mayoría de los casos van unidas. -hasta Barenboim imparte masterclass -.,. Si bien existen muy buenos pianistas que saben a ciencia cierta lo difícil que es mantener una mínima actividad en las salas de conciertos... Lo dicho un mundo de valientes.
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