Su obra cumbre
Henry Purcell, el más grande compositor nacido en Inglaterra, vivió entre 1659 y 1695: sólo 36 años. De 1689, cuando contaba 30 años, es su única ópera propiamente dicha, Dido and Aeneas. Además de ella, compuso cuatro semióperas (The Prophetess or Dioclesian, de 1690, King Arthur, de 1691, The Fairy Queen, de 1692 y The Indian Queen, de 1695) y música para unas 50 obras teatrales.
Dido and Aeneas no es sólo la obra cumbre de toda la producción purcelliana –título al que sólo se acercan The Fairy Queen, la Música para el funeral de la reina Mary, de 1695, y, si acaso, la Oda para el cumpleaños de la reina Mary “Come ye sons of art away”, de 1694–, sino que además es la ópera más representada hoy en el mundo de toda la segunda mitad del XVII (la primera mitad está representada por las tres óperas que se conservan de Monteverdi).
Recordemos: Orfeo es de 1607, Il ritorno di Ulisse in patria de 1641 y L’incoronazione di Poppea de 1642. Otras óperas notables del siglo XVII son: Ercole amante de Francesco Cavalli de 1662, Armide de Lully de 1686, y Médée de M. A. Charpentier de 1693. Dido y Eneas es la más breve de todas ellas: no pasa de una hora.
En
la Inglaterra del XVII se cultivó, más que la ópera, la mask o masque
(que deriva del trionfo y la mascherata italianas y del ballet
de cour francés). El Diccionario Harvard lo define como “forma de
entretenimiento que incluye vestuario, decorados, danzas, música y poesía, que
floreció en Inglaterra en las épocas Tudor y Estuardo”.
Situación histórica y breve biografía
Tras décadas convulsas de guerras civiles y del gobierno republicano de Oliver Cromwell, al año siguiente del nacimiento de Purcell, en 1660, tuvo lugar la restauración monárquica, con la vuelta al trono de Carlos II. Se superaron los graves enfrentamientos entre la iglesia y la monarquía que tuvieron su punto culminante de ruptura en 1534, cuando Enrique VIII se erigió en cabeza de la Iglesia de Inglaterra.
María I, casada con Felipe II en 1554, restauró a sangre y fuego el orden anterior. La situación duró poco: su hermanastra Isabel comenzó a reinar cuatro años después. La música sacra fue prácticamente prohibida e Inglaterra se descolgó de los países europeos continentales. Carlos, muy aficionado a la música, restituyó la Capilla Real abolida por Cromwell.
Allí se formó musicalmente el niño Purcell, con Henry Cooke y Pelham Humfrey -que había estudiado en París con Lully- y con John Blow. En 1673, a los 14 años, ya había publicado sus primeras piezas vocales (canciones y anthems o himnos). Ese mismo año es nombrado ayudante de John Hingeston, encargado de velar por la colección de instrumentos musicales del rey (“regales, órganos, virginales, flautas traveseras y dulces y todo tipo de instrumentos de viento”). Le sucede diez años después.
Desde 1677 es el principal suministrador de música para los “Four and twenty fiddlers”, la orquesta real formada como réplica a la de Luis XIV. Dos años más tarde, en 1679, sucede a John Blow como organista de la Abadía de Westminster y en 1682 es nombrado organista de la Capilla Real (cargo que comparte con Blow y William Child).
Sirvió en estos puestos durante los reinados de Jaime II, Guillermo II y Ana, y fue enterrado en la Abadía de Westminster, bajo el órgano. La inscripción reza: “Aquí yace Henry Purcell, que dejó esta vida y partió al único y bendito lugar en el que su armonía puede ser superada. Murió el 21 de noviembre del año 37º de su edad. Año del Señor de 1695”. Ya en 1726 Roger North lo llamó “el mayor genio musical que jamás tuvo Inglaterra”.
Su
particular contribución consiste en asimilar la tradición coral inglesa con
benéficas influencias del continente. Tras su muerte, la música inglesa volvió
a entrar en un período oscuro que duraría nada menos que hasta la llegada de
Edward Elgar, a finales del siglo XIX.
Dido and Aeneas
Representada en vida de Purcell sólo en octubre o diciembre de 1689, no volvió a subir a escena en vida de su autor; sólo volvería a hacerse en 1704 en condiciones precarias, y por fin debidamente en Londres el 10 de julio de 1878, casi dos siglos después. La primera edición de la partitura es de 1777, pero apareció recortada.
Fue escrita, como otras masques, para las chicas del Internado de Josias Priest, en Chelsea, Londres. Fue interpretada por ellas, que no eran más que aficionadas, y por hombres para el papel de Eneas y para las partes masculinas del coro (procedentes éstos de la escuela de Louis Madwell). Incluso el papel de marinero fue cantado por una joven. En una masque la mayor parte de los papeles pequeños serían hablados, no cantados como en Dido y Eneas.
Además, en vista de que el director de la institución era un maestro de baile, Purcell escribió para Dido y Eneas varias danzas. Pero suprimió otras que el libretista, Naum Tate, quería destinadas a las estaciones, ninfas, nereidas o tritones, manteniendo las de mayor justificación dramática. También añade a la maga pensada por Tate dos brujas más, estableciendo un trío diabólico.
Algunos investigadores piensan que pudo haberse estrenado cuatro o cinco años antes en la propia corte, porque en la versión impresa del texto aparecen varios personajes masculinos (coro incluido) y porque parece exigir cantantes-intérpretes de alto nivel profesional. Pero esto no ha podido ser demostrado.
En efecto, la sencillez que muestra la hace más propia de 1685 que de 1689, cuando la música de Purcell solía presentar mayor complejidad de escritura. Pero si fue escrita para chicas no profesionales es ésa la explicación, y además no se puede comparar con otras óperas purcellianas de los mismos años, puesto que no hay más óperas propiamente dichas.
Naum Tate se aprovechó para redactar el texto de una obra teatral suya anterior, adaptándola a las circunstancias. Remotamente inspirada en el libro IV de La Eneida de Virgilio, Tate cambia no pocas cosas en su trama.
Al parecer, Dido and Aeneas tenía un prólogo –cuya música se ha perdido- que convertía a los reyes ingleses Guillermo y María en Febo y Venus, nada menos. Un poema del mismo Naum Tate (de hacia 1686) se refería a Jaime II como Eneas, quien, engañado por la maga (la Iglesia Católica Romana), abandona a Dido (el pueblo inglés).
La
orquesta se reduce a cuerdas y continuo, sin instrumentos de viento o
percusión. Pero la sencilla y sin embargo eficaz y excelente orquestación
consigue que no se los eche de menos.
Antecedentes
En Inglaterra había prácticamente sólo uno, la ópera igualmente breve Venus and Adonis de John Blow, estrenada hacia 1682 o 1683, o sea sólo siete años antes. También fue denominada masque (en concreto “A masque for the entertainment of the King”), aunque en realidad suele ser considerada hoy ópera. Purcell se inspiró en ella, adoptando la estructura en partes cantadas a solo, coros y danzas, pero la superó de lejos. La ópera de Blow, además, carece de arias. Mientras que Dido sí que posee tres, que se desenvuelven sobre un basso ostinato, técnica en la que Purcell era un verdadero maestro.
No se sabe qué óperas italianas conocía Purcell, pero la influencia de este género es innegable, reconocido por el propio compositor. Ahora bien, por aquellos años la ópera italiana había degenerado por la presión de los empresarios teatrales que sólo buscaban rentabilidad. Así que, como escribe Raymond Leppard, “Dido y Eneas es la última de las grandes óperas venecianas del siglo XVII”. La concisión y fuerza expresiva son dos de sus cualidades más sobresalientes, que la hacen verdaderamente grande.
La música no está libre de defectos, por no respetar los tiempos teatrales: para la aparición de algún personaje en ciertos momentos no se da tiempo suficiente con frases musicales que sirvan de puente, por ejemplo, pero también el personaje de Eneas carece de la debida definición psicológica, que es notable en Belinda y excepcional en Dido.
La ópera carece de pretensiones de lucimiento virtuosístico para los cantantes. Sólo Dido tiene oportunidades de lucir su talento dramático y su capacidad expresiva, y, en menor medida, Belinda. Lo que reafirma que la ópera fue escrita para cantantes no profesionales, no para divos, como debería de haber ocurrido si se hubiese estrenado en la corte, y no en el internado de jovencitas.
Con respecto a Monteverdi, en Dido y Eneas hay más melodía, y melodías más próximas a las del Barroco posterior, cuya expresividad resulta hoy más familiar para los operófilos no muy conocedores de la ópera del XVII.
La función del coro es comentar la acción, siguiendo el ejemplo de la tragedia griega. Los coros de Dido son homofónicos y a veces en aire de danza. Pueden recordar a algunos de Lully. El que abre el acto III es, en cambio, muy inglés. En cuanto al personaje de la maga, a veces es interpretada por un barítono, siguiendo una costumbre propia de los años en que fue compuesta.
Tras
Purcell, la ópera en Inglaterra pasó a manos de compositores italianos
(Giovanni Bononcini) o que componían óperas en italiano (su rival Georg
Friedrich Haendel). Durante todo el XVIII y el XIX la ópera fue vista en
Inglaterra como un género extranjero, sobre todo italiano: hasta Wagner fue
traducido al italiano para su introducción en Inglaterra. La siguiente gran
ópera inglesa no llegaría hasta más de dos siglos y medio después, en 1945: Peter
Grimes de Benjamin Britten.
Se representará como concierto en Valencia en Febrero de 2024.
ResponderEliminarJoyce Di Donato será la estrella de la función.
EliminarPues el resto no sé, pero ella promete mucho...
Eliminar6 de febrero, martes. 19.30
EliminarJoyce DiDonato,
mezzosoprano/ Dido
Fatma Said, soprano/ Belinda
Andrew Staples, tenor/ Eneas
Hugh Cutting, contratenor/
Espíritu
Carlotta Colombo, soprano/
Segunda mujer
Beth Taylor, mezzosoprano/
Bruja
Massimo Altieri, tenor/
Marinero
Alena Dantcheva, soprano/
Primera hechicera
Anna Piroli, soprano/ Segunda
hechicera
IL POMO D’ORO (Orquesta y
Coro)
Maxim Emelyanychev,
director
G. Carissimi: Jephte (Oratorio
en versión concierto)
H. Purcell: Dido and Aeneas
(ópera en versión concierto
A ver que tal resulta Dido y Eneas con esa renombrada orquesta dirigida por un ruso, pulida por los Onofri, Minasi, Corti y con mucho recorrido en los repertorios italianos. Seguro que lo defienden dignamente.
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