No voy a tratar aquí del director, sino de la persona.
El 22 de agosto de 2023 John Eliot Gardiner, entonces de 80 años, propinó
una bofetada y un puñetazo en la boca a un cantante en el Festival Berlioz de
La Côte-Saint-André por un grave delito cometido por dicho bajo (William
Thomas, británico de 29 años): el de “¡haber accedido al escenario por el lugar
equivocado!”.
Gardiner se vio obligado a cesar como director del
Coro Monteverdi y de los conjuntos orquestales igualmente fundados y largamente
dirigidos por él: los English Baroque Soloists y la Orquesta Revolucionaria y
Romántica.
Hasta aquí, un feo asunto protagonizado por quien
tiene todo el aspecto de ser un venerable, perfecto gentleman británico,
que dice haberse sometido desde entonces a un tratamiento psicológico para controlar
su ira.
Pero esto no es todo: Gardiner está intentando hundir
a sus antiguos conjuntos, ahora dirigidos habitualmente por Christophe
Rousset. Para lo cual ha presionado a varias instituciones musicales con
objeto de que no contraten al Coro Monteverdi y sus dos orquestas.
Y, por si fuera poco, está contraprogramando lo que
esos tienen previsto interpretar en gira. Con el Coro y la Orquesta Constellation
que Gardiner acaba de fundar (y hacia los que ha conseguido atraer -robar-
a unos pocos músicos de los grupos precedentes), piensa hacer los mismos
programas que Rousset en fechas idénticas o lo más próximas posibles. En un mezquino
intento de opacar a los conjuntos de los que se vio obligado a apartarse.
En su descargo, Gardiner ha contado que fue objeto de acoso en el internado en el que residió de pequeño, y que además, más tarde, su
maestra Nadia Boulanger lo tiranizó (se ve que la respetadísima
maestra de tantísimos músicos importantes solo lo hizo con él). También, ha
dicho que no golpeó a Thomas con mucha fuerza… ¡Vaya excusas para tratar de justificar
su rastrero comportamiento!
Hombre, Ángel. No es por justificar lo que no tiene justificación. Pero en este caso hay que considerar que Gardiner es una persona enferma. Creo que lo procedente es valorar principalmente los méritos artísticos, y más si cabe en el mundo musical, en donde Gardiner no es el único sobre el que sobrevuela la sombra de la duda.
ResponderEliminarNunca había oído decir que Gardiner fuera un hombre enfermo... No era mi intención tratar del director de coro y orquesta, como digo en la primera frase.
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EliminarSí, Ángel. Por lo visto Gardiner ya estaba en tratamiento psiquiátrico con medicación antes de perpetrar agresión tan funesta.
Eliminar¡Primera noticia!
EliminarMire, Ángel. La música antigua es un mundo muy hermético en el que casi todos se conocen. Y aunque hablar sobre la salud mental de los demás siempre resulta delicado, al final es algo que se termina por comentar.
EliminarBueno, más allá de si la agresión al cantante se pueda entender como resultado de algún problema psiquiátrico, no creo que los siguientes pasos del director, al intentar hundir a su antiguo grupo, como una vendetta deliberada y calculada, puedan justificarse de la misma manera... Y sí más bien entenderse como el resultado de un autoritarismo ególatra que lejos de enmendarse se ahonda...
ResponderEliminarHola ,desde Compostela!! El momento de ira puede, si se quiere, intentar justificarse , pero que trate de hundir a sus ex compañeros y a un conjunto tan sobresaliente como el coro Monteverdi, que da la talla con directores historicistas y con otros que reniegan de esa manera de hacer música, no tiene nombre.
ResponderEliminarYa ha pasado el momento de ira, ya ha reflexionado, y va a terapia..... y que decide?? : "Gardiner está intentando hundir a sus antiguos conjuntos, ahora dirigidos habitualmente por Christophe Rousset. Para lo cual ha presionado a varias instituciones musicales con objeto de que no contraten al Coro Monteverdi y sus dos orquestas.
Y, por si fuera poco, está contraprogramando lo que esos tienen previsto interpretar en gira".
Esto claramente es una venganza, meditada tranquilamente después de sus sesiones con su terapeuta y que se sale los límites de cualquier momento de ira, y enfermedad y lo sitúa como alguien con muy mal carácter, y vengativo. Supongo que los integrantes del insigne coro perdonarán a Nadia Boulanger....
Vaya por delante que Gardiner no es un director de mi devoción. Técnicamente puede que sea excelente, pero artísticamente me parece nulo.
ResponderEliminarCuando me enteré de la noticia del mamporrazo que le propinó al cantante no me sorprendió, aunque entonces no sabía que tomase medicación psiquiátrica. Pero ahora que lo sé, tampoco me sorprenden sus tejemanejes e intrigas con su antigua orquesta. Nada de todo ello es de extrañar, porque Gardiner, que empezó bien su carrera, ya hace tiempo que se ha convertido en un megalómano engreído que se cree el rescatador de inocentes obras musicales secuestradas por intérpretes que han mancillado su original pureza. Y ahí está él para devolverles la virtud perdida. El nombre con que bautizó a su orquesta, “Orchestre Révolutionnaire et Romantique”, ya es un claro síntoma del mal que le aqueja.
Al margen de la opinión que tengamos sobre Gardiner como músico o como persona, el nombre de la orquesta viene de que fue fundada para interpretar el repertorio de finales del siglo XVIII al XIX, época de revoluciones y romanticismo, mientras que la "otra" orquesta, fundada previamente y dedicada al repertorio de los siglos XVII y XVIII, English Baroque Soloists. En general el repertorio de la ORR empieza con el primer Beethoven y el de los EBS termina con Mozart y Haydn.
EliminarLeo a mucho mediocre criticando a un excelente músico con argumentos ad hominem, típico de quien carece de argumentos MUSICALES. Reprochan a Gardiner que haya montado otra orquesta y otro coro, pero omiten señalar que una bastantes músicos y cantantes de sus antiguas formaciones se han pasado a las nuevas, señal del respeto artístico que sienten por Gardiner. Como también muestra a las claras su disconformidad con la dicisión de los órganos gestores de expulsar a su hasta hace poro fundador y director, John Elliot Gardiner.
ResponderEliminarEntiendo que pueda detestar, odiar incluso, a alguien, pero no es inteligente (más bien es estúpido) ignorar los datos y basarlo todo en la respuesta de vísceras diferentes del cerebro.
En realidad, lo de la “tiranía” de los directores de orquesta no es novedad. Ya sabemos que los Toscanini, Szell, etc., directamente aterrorizaban a los miembros de sus orquestas. El mismo Barenboim ha tenido incidentes desagradables con algunos de sus subordinados en la Staatsoper de Berlín, incluyendo a otros músicos que acabaron marchándose a otras orquestas. ¡Todavía recuerdo al mismo Gonzalo Alonso defendiendo a Barenboim en Beckmesser y recordando que, en buena medida, la disciplina y la exigencia son factores clave para conseguir el éxito en la vida! Me parece que el verdadero problema de Gardiner es que este incidente fue algo muy visible para todos y que fue una respuesta desproporcionada por una tontería.
ResponderEliminarRespecto a lo que va a hacer ahora Gardiner, por supuesto está en su derecho, y no vamos a negar que tendrá su “picantillo” esto de que el Coro Monteverdi y demás coincida en ciudades con el nuevo Constellation. ¡Fijaos si se lo ha tomado en serio Gardiner que va a hacer la Misa del Gallo de Charpentier, una obra que no había hecho nunca! Creo que, aunque no fuese ese el efecto pretendido por Gardiner, esta competencia va a acabar favoreciendo a los dos grupos, aunque sólo sea por el debate que va a crear. Es desde luego una venganza y no digo que esté bien hecha la maniobra de Gardiner, pero creo que no va a conseguir lo que supuestamente pretende.
Respecto a los argumentos puramente musicales de Gardiner me ahorro expresar mi valoración personal y copio la de otro “oyente”, Fernando López Vargas-Machuca, respecto a su grabación de la obertura Las Hébridas de Mendelssohn, nada menos que con la London Symphony:
ResponderEliminar“Tan enorme chollo no se ve acompañado por unos resultados artísticos memorables. La obertura Las Hébridas conoce una interpretación, con pretensiones historicistas en lo que a la reducción del vibrato y la agilidad en la articulación se refiere, que fracasa por completo debido a la rigidez de la batuta de un Gardiner tempestuoso y encrespado, sí, pero ajeno a toda poesía e incapaz, por la deficiente planificación de las transiciones y su renuncia a frasear con sentido orgánico, de darle unidad a la partitura.”
A mi entender, y escuchar, ahí está perfectamente resumido todo el quehacer de Gardiner como director de orquesta. Otra cosa es el prestigio que se ha granjeado con el cuento del historicismo y que le sirve para rellenar su vacuidad musical.
Despachar a un director por una grabación es de ignorantes. Como pensar que sólo tocando o dirigiendo repertorio romántico es como uno demuestra ser un buen músico o director. Prejuicios bien asentados entre ignorantes, incluidos algunos críticos musicales.
EliminarJoso. En este caso estás refiriendo una opinión puntual de una obra determinada hecha por un crítico que no precisamente contrario a la práctica historicista.
ResponderEliminar"El odio es incompatible con la felicidad". "Odiar es odiarse" (Carlos Castilla del Pino). Dedicado a quien él sabe que le está dedicado.
ResponderEliminarAnónimo (y Javier), yo no despacho a Gardiner por “una” grabación, simplemente he puesto la valoración de otro oyente porque “resume todo el quehacer de Gardiner como director de orquesta.” En mi opinión, por supuesto. A Gardiner le he escuchado más de una obra y todas me han parecido adolecer de la misma carencia de substancia artística. Excelente ejecución y nada más. Y es esta nada lo que me llega siempre de Gardiner. Es mi valoración personal y no pretendo que sea la de todo el mundo, aunque todo el mundo lo ponga por las nubes. Y si este Sir John Eliot Gardiner no fuese tan pagado de sí mismo, ni siquiera hablaría de él. Lo dejaría en el silencio, y punto.
ResponderEliminarPor lo demás, reconozco que si tuviese que escoger entre Gardiner y Savall, primero pediría que, por favor, ninguno de los dos, pero si no se me concediese tal petición me quedaría con Gardiner sin lugar a dudas.
Aquí se puede leer una crítica de un concierto de Gardiner (26-10-2014), en la que se da cuenta de las maneras musicales y personales con que se desenvuelve Gardiner.
ResponderEliminarhttps://www.codalario.com/john-eliot-gardiner/criticas-2014/critica-john-eliot-gardiner-celebra-sus-50-anos-de-carrera_2472_83_5924_0_1_in.html
Aquí se puede leer una crítica laudatoria de un disco Berlioz de Gardiner. Es ridículo intentar minimizar a un director de larga y brillante carrera escogiendo un puñado de críticas negativas.
EliminarAtribuirme que intento minimizar la gloria de Gardiner es hacerme un juicio de intenciones sin fundamento alguno. De hecho es Gardiner quien minimiza las obras que interpreta, pero ésta es solo mi opinión. Y si aporto opiniones similares es para que no se me tome por un chalado que le tiene manía a Gardiner. De acuerdo en que se trata solo de un par de críticas negativas frente a las tropecientas laudatorias a más no poder que hay en internet. Las comunico porque son difíciles de encontrar y ya que me he tomado la molestia intento amortizarla compartiéndolas. Nada más.
EliminarOlvidé el enlace. Mis disculpas al Sr. Carrascosa.
Eliminarhttps://www.classicstoday.com/review/review-5957/
Recuerdo a los comentaristas que yo solo quise tratar en esta ocasión el comportamiento de Gardiner, no su calidad como músico. Y el comportamiento me sigue pareciendo muy feo; nada que ver con una rabieta de este o aquel director (Barenboim entre otros muchos) que se ponen bruscos y desagradables con un músico que no atiende sus indicaciones. Yo he asistido a ensayos de muchos directores importantes, y recuerdo que un Celibidache o un Abbado (en Valencia, cuando grabó la Cuarta de Schubert), entre otros grandes nombres, se pusieron muy bordes con algunos músicos.
EliminarYo creo que despachar a Gardiner tan alegremente como un director que hace igual de bien o de mal todo el repertorio o que siempre tiene los mismos defectos es algo que tampoco nos podemos permitir. La comparación con Savall, a este respecto, me parece oportuna. Si me dan a elegir, prefiero con mucho el Orfeo o las Vísperas de Monteverdi por Savall, en este último caso, porque además incluyen el canto llano, (cosa que Gardiner nunca ha incluido en sus versiones de esa última obra…). El Mesías de Gardiner y el de Savall me parecen realmente buenos; no sabría escoger entre uno y otro. Y Savall tiene una versión muy buena de Las Siete Palabras de Haydn.
ResponderEliminarPero el tema empieza a cambiar de Mozart en adelante. Las tres últimas sinfonías de Mozart por Savall se ven demasiado influidas por la acústica del lugar donde se hizo la grabación, demasiado reverberante. Y tanto en Mozart, como en Beethoven y de ahí en adelante, las versiones de Gardiner son en general más abundantes y mejores que las pocas incursiones que ha hecho Savall en esos terrenos. Ni el Brahms, ni el Mendelssohn ni el Schumann de Gardiner son despreciables, y sus incursiones en el Stravinsky neoclásico funcionan bastante bien. Igual que su Berlioz, aunque nada de todo esto sea referencial. Cada cual con sus dominios…
Xavierarmendariz88: “Savall tiene una versión muy buena de Las siete Palabras de Haydn”
EliminarPuede que sí, pero yo comparo la versión Savall con la de Sandor Vegh y la de Savall me parece malísima. No hay más que fijarse en la introducción. No hay color. La expresividad de Vegh, sin alardes ni exabruptos, natural, íntima, profunda, excelsamente musical, hace de lo de Savall una melaza acústica amanerada, superficial, aburrida y sin interés alguno. Una pesadez de la que solo esperas que acabe cuanto antes. Es solo mi opinión, por supuesto.
Gardiner es una de las grandes batutas de nuestro tiempo, con interpretaciones de referencia en Monteverdi, Bach, Handel, Mozart, Beethoven, Berlioz y un largo etcétera. Pero como persona, creo que deja mucho que desear, por ser suave...
ResponderEliminarA ver, Gardiner y savall han hecho cosas decentes en música antigua, savall sobre todo con música de su tierra grabada con su malograda mujer, Montserrat figueras, pero cuando se acercan al siglo xviii o xix da miedo. Al menos savall, más allá de los cuestionables posicionamientos sobre Cataluña, que hay que respetar, parece un caballero.
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