Dos acreditadas opiniones acerca de Iberia de Isaac Albéniz:
“Jamás la música logró crear impresiones tan diversas y coloreadas. Los ojos se cierran como deslumbrados después de haber contemplado tantas imágenes” (Claude Debussy)
“Iberia es la
maravilla del piano. Ocupa quizá el más alto puesto entre las más brillantes
muestras del instrumento rey por excelencia. Iberia sobresale sobre todo
y sobre todos.
Representa para mí quizá la obra maestra de la escritura pianística” (Olivier Messiaen)
Junto a estas
declaraciones, el autor del Catálogo de pájaros hace una interesante
lista de las cumbres pianísticas a lo largo de la historia, según su criterio:
tras los antecedentes de Couperin, Rameau, Bach y Scarlatti, cita: los Conciertos
de Mozart, las Sonatas de Beethoven, los Estudios y las Baladas
de Chopin, los Estudios sinfónicos de Schumann, los Estudios
trascendentales de Liszt, las Imágenes y los Preludios de
Debussy, Gaspard de la nuit de Ravel, páginas (sin especificar) de
Balakirev, Prokofiev, Béla Bartók y Villa-Lobos, las Variaciones de
Webern y las Estructuras de Boulez.
Excelente Sonata de Liszt por un joven desconocido
Naxos publicó hace ya un año un disco que acabo de conocer. Pertenece a la serie de pianistas laureados en competiciones de piano, en esta ocasión el joven Angel Stanislav Wang (Los Angeles, 2003), vencedor del Premio Jaén 2022. El disco, estupendamente grabado, contiene la Sonata en Si menor de Liszt en una ejecución deslumbrante y una lectura de una enorme pasión y elocuencia, así como de punzante lirismo: una de las mejores interpretaciones que haya escuchado en discos de los últimos años. El programa se prolonga en una acertada aproximación al Fandango de candil de Granados, en la preciosa pieza -obra encargo de aquel concurso- titulada Poema a un amor eterno, de la compositora canaria Laura Vega, y se cierra con el Quinteto para piano y cuerda de Shostakovich, en compañía del Cuarteto Bretón: otra interpretación equiparable a las mejores. Concluyendo: no creo conocer una Sonata de Liszt tan admirable a un pianista de 19 años de edad.
*A propósito, no es
verdad lo que contó el fantasioso Isaac Albéniz: que había tenido un encuentro
con Liszt en Weimar. No, no se produjo lo que el compositor catalán tanto habría
deseado.
Las gracietas de Martín Llade en su programa de Radio Clásica "Sinfonía de la mañana" suelen ir en algunas direcciones obsesivas: criticar a Bruckner o ridiculizar la música "de vanguardia" (muchos no la entienden -no la entendemos a veces-, pero no se cachondean ni nos cachondeamos de ella).
ResponderEliminarHoy, su invitado aseguró que no se sabía de que Pierre Boulez hubiese tenido pareja alguna -mujer u hombre-, y entonces Martín Llade interrumpió a su invitado: "Quizá es que cuando llevaba a su casa algún ligue le decía: 'voy a ponerte un disco con música mía', y, claro, el ligue salía huyendo"...
La verdad es que Messiaen es un compositor que apreció sobremanera y solo le apuntaría que olvidarse de Brahms y Schubert es complicado aunque se puede entender desde un punto de vista “pianistico”. Ah, y Goyescas.
ResponderEliminarSí, Messiaen se olvidó de bastantes autores, pero quizá no era su intención hacer una lista exhaustiva, sino señalar lo que más le gustaba. Si yo tuviera que haber hecho esa lista, habría añadido por lo menos las Sonatas de Haydn, a Schubert, a Brahms, a Granados, a Grieg, Scriabin, Rachmaninov... Pero no hay que perder de vista que Messiaen parece referirse sobre todo a los avances en la escritura propiamente "pianística", como bien apuntas.
EliminarPues la verdad, D. Angel que va a tener razón…. Algunos se van a rasgar las vestiduras pero la interpretación de este pianista me ha recordado alguna de las “desaforadas” interpretaciones de Giles en directo que en su día escuché de la Sonata de Liszt. Hay fuego y desborde por doquier, si bien le puede faltar algo más de lirismo en las secciones que así lo requieren pero también es cierto la claridad de digitación y una amplia gama sonora. El resto del disco es como indica. Estupendo. Y sorprendente Shostakovich porque está muy bien planteado, ácido, hiriente, agresivo y estupendamente conjuntado.
ResponderEliminarSe agradece descubrir estas cosas D. Angel
Lo de ser asexuales por lo visto les paso a ravel y falla, no lo sabía de boulez. Realmente la música de este último es durilla de escuchar, pero una emisora que en teoría debe difundir a los grandes compositores de la historia no es lugar para reírse de algunos de ellos, es poco profesional.
ResponderEliminarSegún parece, y aunque sigue siendo un tema tabú, esos tres compositores eran homosexuales, más o menos reprimidos o recluidos en el armario.
Eliminar¡Y claro que es poco profesional, que por la irreprimible tentación de hacerse el gracioso, se caiga en eso!
Hoy mismo, en "Sinfonía de la mañana", el invitado de Martín Llade, Manuel Ruiz del Corral, nos ha "regalado" a los oyentes con una "Danza macabra" de Saint-Saëns transcrita por Liszt en las manos de un joven Vladimir Horowitz. Versión que a Del Corral le ha parecido "genial", y que también ha entusiasmado a Llade. Discrepo radicalmente de quienes se deshacen de elogios con los pianistas que corren todo lo que pueden; además, hay demasiados capaces de hacerlo. La versión en cuestión me ha parecido no solo atropellada, sino carente de línea y de lógica, sin transiciones, pura exhibición de dedos. Un chistecito de hoy (habrá habido más, pero yo solo he escuchado unos 15 minutos: "¡Ah, ahora toca Joroviz, no jorovez!"
ResponderEliminarA propósito de Horowitz, hace tiempo que compré la gigantesca caja con todas las grabaciones oficiales del pianista para Sony. Solo ahora, transcurridos 14 años (!), me ha dado por escucharlas. Me daba pereza ponerme al ello, sabiendo la mala fama que tiene Horowitz para un sector de la crítica, con la que me siento más afín, que el otro que lo elogia hasta caer en la exageración. Pues bien, llevo solo 9 discos de 60, pero me valen para confirmar mis sospechas. Un par de ejemplos: el Concierto para piano núm. 1 de Tchaikovsky, con Toscanini (grabación de 1941). Todo velocidad supersónica, marcha marcial, parece que tienen ganas de terminar lo antes posible (o que los ingenieros han duplicado la velocidad de reproducción). Y esto se aplica al igualmente famoso director de orquesta; de hecho, al comenzar el concierto pensé que oía un recital de una banda militar (con todos los respetos). Nada de pasión, poesía, concentración interiorizada: todo fuerte y rápido. Otro ejemplo: el Concierto para piano n.º 2 de Brahms (mi favorito en este género). Empieza muy mal, con una trompa que no proyecta el necesario misterio que parece pedir la partitura. Si este concierto exige un virtuosismo ni omnipresente ni tenso, los intérpretes (con mismo director y orquesta, la NBC) hacen precisamente eso, virtuosismo evidente, exagerado y grosero. De nuevo falta lirismo, poesía. De lo que llevo escuchado de música de cámara, mejor no hablar: totalmente trasnochado. En fin, seguiré la escucha con la esperanza de que, al avanzar el tiempo, el intérprete avance también.
ResponderEliminarUn saludo, Ángel y demás seguidores del blog.
La verdad es que para mí en muchas ocasiones el problema es que hay más de Horowitz que de por ejemplo Chopin en sus grabaciones. Dicho esto el Tchaikovsky con Walter con pésimo sonido es espectacular. Y su Schumann, Haydn, Scarlatti, Scriabin, Rachmaninov y Liszt son de alto nivel y en ocasiones verdaderamente magníficos. Incluso algunas piezas de Chopin todo hay que decirlo. En su época joven que era apabullante técnicamente el sonido no deja apreciar sus capacidades y si doré hay que tener en cuenta estilos de antes y de principios de siglo además de su personalidad. Argerich en algún que otro reportaje habla de él con veneración por su imaginación y capacidad
ResponderEliminarLo que ustedes piensen sobre Horowitz (uno de los más grandes pianistas de la historia, un pianista que impresionó a Arrau) es irrelevante. No van a reescribir la historia del piano. Eso de " los pianistas que corren todo lo que pueden" es propio de alguien con orejas, que no oídos. Escuchan esto, por ejemplo:
ResponderEliminarhttps://www.youtube.com/watch?v=UcfkyW_uVBQ
“Horowitz era en realidad un showman. No creo que comunicara cosas esenciales al público. Le interesa más tocar, es decir, aprovecharse de un virtuosismo que pudiera satisfacer a un público amplio, más que hacer música. Rubinstein sí amaba la música. Podía ser también un showman, y de hecho era muy extravertido, pero tocaba desde el amor a la música. Esa comunicación era amor y generosidad” (Vladimir Ashkenazy)
EliminarYo no he dicho que todo lo que le haya escuchado a Horowitz me parezca decepcionante: de Scarlatti a Scriabin, entre otros autores, le he escuchado cosas que me gustan mucho.
Pues si es irrelevante lo que pensamos porque no reescribimos la historia del piano, no sé para qué existen la libertad de expresión, los blog de opinión y la saludable diferencia de pareceres. Nada es absoluto ni nadie, especialmente los personajes públicos (entre ellos músicos afamados), está exento de valoración en cuanto a los resultados de su arte. Me parece que cae usted en el error que quiere censurar: el pensamiento único. Opinaré como considere oportuno, con los únicos límites del respeto personal y el criterio del creador del blog. Dicho esto, como dije, pondré "oídos" al resto de grabaciones de Horowitz. Un saludo.
EliminarSiempre podemos escoger opiniones de otros que nos reafirmen en las nuestras. Es una trampa muy vieja. Aquí le dejo algo que dijo Arrau sobre la primer vez que vio a Horowitz:
Eliminar"Recuerdo que tocó las cuatro baladas de Chopin, la sonata de Liszt y la sonata de la Marcha Fúnebre de Chopin. También interpretó, muy bien, las Treinta y dos Variaciones de Beethoven. Oh, quedé tremendamente impresionado por él. Fue una de las interpretaciones más volcánicas que he escuchado en mi vida. Recuerdo que estaba sentado con mi madre en la primera fila de la Beethovensaal, y me asombró lo que podía hacer a pesar de esa increíble rigidez de los brazos. El primer movimiento de la Sonata de la Marcha Fúnebre nunca lo olvidaré. ¡El segundo tema! Mi madre, que era muy musical y nunca estaba satisfecha con nadie, esa noche quedó fascinada. Camino a casa, me dijo: "Será mejor que te pongas al piano y practiques, porque él toca mejor que tú"."
Ese juicio de un pianista tan diferente de Horowitz como era Arrau me hace pensar dos cosas: 1ª: que esa vez tocó Horowitz maravillosamente (porque podía ser capaz de hacerlo). O 2ª: que pasa como con tantos magníficos violinistas que elogian enormemente a un virtuoso tan formidable como mal músico: Jascha Heifetz.
EliminarPero, sobre todo, no olvidemos que los gustos no tienen que ser compartidos por todo el mundo. Y tenemos derecho a defender los nuestros.
Del mismo concierto (85 aniversario del Carnegie Hall) q ha subido "anónimo" con Horowitz y Rostropovich, está también la grabación de Dichterliebe con Horowitz y Fischer-Dieskau. Vaya extraña pareja:
Eliminarhttps://youtu.be/Ka5x167wNt8?si=c1ISbBNXiL5u8Hv6
Conozco ese Amor de poeta. No es gran cosa, por lo que al piano se refiere.
EliminarAhora me acabo de encontrar con que también Sviatoslav Richter era muy, muy crítico con Horowitz. Como mínimo, habrá que convenir en que el yerno de Toscanini fue un pianista bastante controvertido.
EliminarPero hay muchas veces que los críticos se dejan llevar por el relumbrón de los nombres: recuerdo a este respecto que uno muy renombrado puso por las nubes el Concierto 23 de Mozart por Horowitz/Giulini (¡qué distintos, por cierto, uno y otro!). Cuando lo escuché, no me pude explicar la razón de dichos elogios.