Macbeth en Los
Ángeles con Domingo y Semenchuk
Filmada por Sony en la Ópera
Los Ángeles en una sola representación, el 13 de octubre de 2016, solo al final
de la agotadora sesión podemos encontrar al tenor/barítono de 75 años y 9 meses
un poco cansado, pero con toda su proverbial, incondicional, completa entrega,
hasta el final mismo. El caso Domingo
me sigue pareciendo inexplicable: desde que comenzó a cantar como barítono,
hace ya bastantes años -con un color vocal, como se ha señalado hasta la
extenuación, que no es propiamente baritonal-, su voz no ha perdido un ápice de
firmeza y seguridad. A ello hay que sumar lo que me parece más importante: su
capacidad como intérprete, encarnando aquí a uno de los personajes más
complejos de Verdi con una extraordinaria credibilidad y clarividencia. Además
su estilo verdiano no admite parangón. A su lado, me ha impresionado sobremanera
la Lady Macbeth de Ekaterina Semenchuk, que, aunque no siempre es impecable en
la temible, impropia coloratura,
posee una recia voz de mezzo, sonora en el centro y el grave y restallante en
los agudos. No actúa de forma tan creíble como Plácido, pero su prestación es
en conjunto de gran altura. Muy bien Ildebrando D'Arcangelo, que ya es un
bajo-bajo de sólida voz y espléndida línea de canto. La sorpresa ha sido para
mí el joven tenor lírico que encarna a Macduff, Joshua Guerrero: preciosa voz y
más que buen cantante; a seguirlo con atención. Aquí acaban los elogios a esta
versión. La batuta de James Conlon creo que no sabe lo que se trae entre manos:
le ha quitado hierro a este áspero y oscuro melodrama; no suena a Verdi, a
joven Verdi; Plácido no debería haberlo aceptado aquí. Pero peor aún encuentro
la puesta en escena, tradicional pero a menudo cutre y hasta ridícula. Todas
las apariciones de las brujas son de vergüenza ajena. Para colmo, el DVD, que
suena correctamente, tiene una imagen muy poco nítida, algo inaceptable hoy
(desconozco la calidad del blu-ray). Y nada de subtítulos en castellano, para
variar. Usted verá.
Lucrezia Borgia y Un ballo in
maschera en el Covent Garden
Hace años el fenecido sello
Pioneer publicó estas versiones de sendas óperas tomadas en el Covent Garden en
1975 -Ballo- y 1980. Ahora las
reedita Opus Arte con sonido algo mejorado -parecen haber modificado la
ecualización subiendo un poco las frecuencias agudas- y dividiendo los DVDs en
muchos más tracks que anteriormente.
Pero los subtítulos en inglés venían ya sobreimpresos, así que no pueden
suprimirse. Pese a estos inconvenientes, como se trata de versiones que
podríamos calificar de tesoros, son muy a tener en cuenta, sobre todo Lucrezia, por su escasa competencia en
DVD. Joan Sutherland -53 años- había perdido algo de brillo en su timbre, pero
la técnica extraordinaria se mantenía intacta y también había ido ganando algo
con el tiempo como intérprete, no
limitándose tanto como en sus comienzos a cantar
solamente. De modo que, después de una sublime Caballé (RCA 1966), ha sido
seguramente la mejor Lucrezia de la que se conserva testimonio. Alfredo Kraus,
diez meses más joven que la diva australiana, se conservaba aún mejor. Me
atrevería a afirmar que esta función constituye una de las mejores óperas
completas que le he escuchado. La voz se hallaba en perfecta forma -y habían
pasado 14 años desde su grabación junto a Caballé-, el dominio de su
instrumento era si cabe aún más aquilatado, y también aparece algo más
involucrado en su personaje que antes. Todo ello hace de su prestación un
modelo inigualado desde entonces. Tanto Anne Howells (Orsini) y Stafford Dean
(Alfonso) -notable ella, solo correcto él- quedan sin embargo muy por debajo de
Verrett y Flagello en la referida grabación de audio de RCA. Aceptables el
resto de los personajes, con la excepción del insufrible Francis Egerton como
Rustighello. La dirección de Richard Bonynge -mucho más que mister Sutherland- al frente de un coro
y una orquesta en muy buena forma es sencillamente ejemplar. La antigua y
anticuada escena -vestuario suntuoso, decorados feos- es llevadera.
En este Ballo in maschera de 1975 Plácido estaba pletórico en lo vocal, aún
más que en 1989 con Solti (DVD/Blu-ray Arthaus), si bien su caracterización de
Gustavo III puede haber llegado con el tiempo aún algo más lejos en convicción
y matices. En todo caso, no está de más dejar claro que Plácido ha sido el más
sobresaliente Gustavo (o Riccardo) del que existe testimonio discográfico.
Aunque un poco lírica para Amelia, Katia Ricciarelli redondea aquí uno de sus
mayores logros; el timbre es seductor -solo se resiente un poco en el registro
agudo-, espléndida la línea y creíble la interpretación. También creo que esta
es una de las mejores funciones operísticas que recuerdo de Piero Cappuccilli,
en todos los aspectos, lo que no es poco decir. Más que bien Elizabeth Bainbridge,
aunque su voz tampoco es lo suficientemente dramática y grave para la muy
exigente Ulrica. Y un verdadero lujo Reri Grist para Oscar. Incluso la mayoría
de los papeles menores -los conjurados: Gwynne Howell y Paul Hudson, y Silvano:
William Elvin- están muy bien escogidos. La dirección de Claudio Abbado -que
entonces se hallaba en el período áureo de su carrera- al mando de un coro y
una orquesta en gran forma, es vibrante, vital, dramática, magistral. Hay que
recurrir a Solti (tanto en su segunda grabación de audio como en el referido
DVD) para hallar una labor aún más extraordinaria, apoyada además en 1989 en
una sensacional Filarmónica de Viena. La puesta en escena, rigurosamente
tradicional, me parece intachable. Lástima que la calidad del sonido
(monoaural) y de la imagen sean bastante limitadas, pues se trata de una
interpretación globalmente extraordinaria, con el mejor reparto quizá reunido
en una versión de vídeo.
Creo que tanto Pavarotti como Bergonzi han dejado mejores interpretaciones de Gustavo/Riccardo, sin menospreciar la labor de Domingo, pero que en este título ocupa, bajo mi punto de vista, la tercera posición. Un abrazo.
ResponderEliminarEsto es, evidentemente, cuestión de gustos. Pavarotti (con Solti; no recuerdo bien su antigua grabación) en mi opinión canta e interpreta por debajo de Domingo; puede gustar más su timbre (no a mí), pero eso sí que es subjetivo. En cuanto a Bergonzi, tanto con Solti I como con Leinsdorf, es un estilista consumado, pero su encarnación del personaje me parece menos comunicativa y menos creíble que la de Domingo. Creo que Carreras (con Caballé y C. Davis), con una voz bellísima y enormemente efusivo, me convence más que Pavarotti y no menos que como Bergonzi.
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