Nuevo Der Freischütz en blu-ray
El sello C Major acaba de lanzar al mercado un nuevo Cazador furtivo. Como los que tenía (en imágenes) hasta ahora no me convencían gran cosa, me he animado con este -que, lo diré ya- tampoco me ha gustado mucho, por culpa ante todo de una puesta en escena delirante, injustificada y estrafalaria de Christian Räth (lo siento, estoy cada vez más harto de las creatividades a los que muchos registas sin ideas sensatas se sienten, o se creen, obligados a causa de la estúpida moda que nos invade).
Se trata de una representación de junio del 2018 en la Ópera Estatal de Viena, con los excelentes conjuntos coral y -más aún- orquestal de dicho teatro. La batuta del checo Tomás Netopil (n. 1975) me ha convencido bastante en líneas generales, si bien algún que otro número de este singspiel romántico no me parece muy bien enfocado o resuelto, y ello tras una sobresaliente obertura, la página culminante de la ópera.
El reparto, algo desigual, no es inferior en conjunto a los más logrados entre los existentes hasta la fecha. De entrada, cuenta con los dos protagonistas más destacados de los últimos tiempos. Andreas Schager (reconvertido en Weber -¡qué original!- mediante un maquillador que parece su peor enemigo) presta a Max una voz plenamente dramática -es lo que pide claramente el personaje- que canta con sobresaliente técnica y una entrega plena: magnífico. Y en cuanto a Agathe, diría que la finlandesa Camilla Nylund, que no es ya muy joven (n. 1968), no ha hecho sin embargo más que mejorar hasta ahora: la voz, ancha y soberbiamente bien proyectada, es una hermosura, siendo admirables su legato y su seguridad y belleza al apianar. El resto del elenco no alcanza este nivel: regular, ay, el Caspar de un más bien tosco y poco ágil Alan Held; bien el Eremita de Albert Dohmen -ahora un bajo pleno- y la Ännchen de la ligera (con visos de lírica) Daniela Fally, y correctos Clemens Unterreiner (Kuno), Adrian Eröd (Ottokar) y Kilian (Gabriel Bermúdez). Seguimos sin un gran Cazador furtivo en imágenes. Y olvídense de subtítulos en castellano.
Una noche (de San Juan) en el Monte Pelado: ¿Mussorgsky o Rimsky-Korsakov?
Cada vez que oigo esta obra en su versión original de Mussorgsky (en realidad sus versiones originales, porque hay varias y ni siquiera muy parecidas entre sí) llego a la conclusión de que me gusta más la revisión a fondo de la misma que realizó Rimsky-Korsakov: es la suya la admirable organización de un interesante material frente a un considerable caos.
El Concierto de Año Nuevo de 2022: escucharlo sin verlo
Alguien ha enviado por correo al buzón de mi casa un sobre, sin remite, con el doble CD de este concierto (¡gracias a quien corresponda!), que ya había pedido yo en blu-ray, soporte éste que me ha llegado solo unos días más tarde. Antes de visionarlo he tenido, pues, la oportunidad de escucharlo sin verlo. Con un sonido por cierto magnífico, me ha quedado meridianamente claro que quienes han hablado de la apatía, aburrimiento, etc., de Barenboim están absolutamente equivocados: no hay ni rastro de eso, ni de rutina (aunque fuera rutina de altura); solo un director excepcional en la cúspide de su arte puede dirigir así. Queda en evidencia la mala baba de quien hizo esas afirmaciones, llegando (Justo Romero, que no es un ignorante) a afirmar que “no había dirigido Barenboim”.
Y una vez visto y escuchado el blu-ray -con una calidad de imagen y sonido rigurosamente sensacionales- lo he disfrutado mucho más que en directo, sabiendo ya que el director se hallaba muy dolido de su espalda.
“Schubert es un milagro” (Sir Neville Cardus)
Creo que esta frase lapidaria define quizá mejor que ninguna otra que yo haya leído lo que es Franz Schubert.
Karajan y Karl Böhm
Un tal “R.” me envía este comentario:
“Hace tiempo leí, creo que fue en Scherzo y que lo escribía Enrique Pérez Adrián, que Karajan era el genio y que Böhm era el artesano. ¿Qué opina usted de esto?, me gustaría saberlo. Muchas gracias”. Creo que merece rebatirlo aquí. Yo también leí en su día con asombro esa afirmación, aunque no recuerdo dónde, ni quién la escribió.
Sin necesidad de redactar
un tratado, hagamos la siguiente prueba comparando el acierto global de uno y
otro en varios de los compositores que constituyeron la base de su repertorio:
en Mozart Böhm es superior, y lo mismo en Beethoven, en Schubert y en Brahms.
En Wagner, en Bruckner y en Richard Strauss ambos quedarían en tablas. A favor
de Karajan, sin embargo, su más amplio repertorio, por ejemplo Verdi y Puccini.
Sin olvidar que Böhm sí abordó las óperas de Alban Berg.
Igual escribo un disparate. Con Bohm nunca pienso que hay un director y con Karajan sí.
ResponderEliminarPero no me refiero a que Bohm no dirigiendo esté sino que uno escucha la música que interpreta sin ponerse el intérprete por enmedio.
Con Karajan parece que siempre está presente a pesar de que no es precisamente un director subjetivo.
Una sutilidad que no sé expresar mejor.
Coincido totalmente con su comparación entre Böhm y Karajan en cuanto a repertorio. Yo incluso he visto a veces alguna calificación peor que la de artesano... Cada vez que he leído algún comentario de este estilo lo he hecho con verdadera incomprensión. Aunque no me extraña nada, pues si hay un ámbito con opiniones dispares (y disparatadas) es sin duda el de la música clásica. Sólo hace falta entrar en classicstoday: dice que la cuarta de Nielsen está entre los diez peores discos de Karajan y sus terceras de Brahms son muy buenas.
ResponderEliminarPersonalmente, Böhm está entre mis directores predilectos, y su estilo intepretativo me resulta particularmente afín. Cuando escucho su réquiem de Mozart tengo constantemente la impresión de que debe ser así, cosa que está reservada a muy pocos intérpretes. Otro ejemplo sería para mí Giulini con la novena de Bruckner.
En una entrevista Fischer-Dieskau dijo que pocos directores habían sido capaces de penetrar en una obra con la profundidad de Böhm.
Desde mi humilde punto de vista, también coincido al cien por cien con la sentencia sobre Schubert. Si no lo recuerdo mal, la primera obra que escuché de Schubert fue también una de las primeras sinfonías con que me familiaricé. Fue, nada menos, con una versión de Furtwängler que encontré por puro azar. Desde entonces no ha dejado de acompañarme.
Vaya por delante que considero a Karl Böhm como uno de los cuatro o cinco directores más grandes de la Historia. Y también que, tras unos años de cierto deslumbramiento inicial por Karajan, (el primer ciclo Beethoven que tuve en discos fue su integral digital, y yo entonces era bastante impresionable), pasó a interesarme menos en general.
ResponderEliminarCreo que en la comparación atribuida a Pérez Adrián sí hay algo de verdad. Karajan tenía un talento extraordinario para el manejo de las grandes masas sonoras. Muchas veces acertaba, (Puccini, Richard Strauss, Sibelius), y otras muchas no. Karl Böhm manejó un repertorio más reducido y en él fue mucho más regular. No produce una primera impresión tan deslumbrante, pero era un gran músico y cuando estaba inspirado, (final del primer acto de La Walkyria, su última Vida de héroe, su Requiem de Mozart de los setenta), era extraordinario.
Amén. Karajan podía deslumbrar más, pero quizá Böhm fue, en conjunto, más sólido y profundo.
EliminarSchubert es, sin duda, uno de los grandes compositores de la historia. Un compositor poco valorado en su corta vida. La mayoría de su música fue descubierta, apreciada e interpretada por músicos aficionados de su época. Después cayó en el más profundo de los olvidos. Son pocos los datos que tenemos sobre su vida, a veces rodeados de un halo misterioso propio del Romanticismo. En su música encontramos obras maestras de absoluta gran inventiva e imaginación, a veces también, inconsistencia en la creación de grandes estructuras.(Por qué dejo tantas obras sin acabar?) Y siempre con gran originalidad en sus aciertos. Su música como la de Mozart o Mendelsohn, tiene la cualidad de que casi siempre gusta!. Se adaptó al ideal poético en sus lieder. Fue el único de su época en componer un ciclo de sonatas para piano relativamente extenso después de Beethoven. Recogió el testigo de Mozart en su quinteto para dos cellos, innovador por el uso de la disonancia y con el mismo aire "enrarecido" de los últimos cuartetos de Beethoven y vislumbró a éste en sus dos últimas sinfonias y en su música de cámara. A dónde pudo haber llegado si la vida le hubiese concedido unos años más?...
ResponderEliminarSobre lo que dices me gustaría añadir algunas cosas: su música es la más "entrañable" (algo tan difícil de definir como fácil de sentir), el modo en el que pasa del pesar a la alegría es único, casi constante e incluso acertando misteriosamente a superponer ambos estados de ánimo.
EliminarY en cuanto a lo que pudo haber llegado a ser de haber vivido más tiempo, solo hay que reparar en el elevadísimo número de obras maestras que produjo en el último año de su vida, hasta el punto de convertir 1828 en el año más fecundo (hablo de calidad) de la historia de la música.
No lo hubiese podido expresar mejor. Ya que recientemente se ha hablado de Böhm, creo que sus últimas versiones de la quinta y la inacabada hacen plena justicia a este elemento esencial de la música de Schubert. Como también la célebre versión de la Arpeggione por Britten y Rostropovich. Y, sin duda, muchas otras interpretaciones geniales.
EliminarSí, esas interpretaciones que citas están en mi olimpo personal.
EliminarEsta mañana, en "Crescendo" de Radio Clásica, me he enterado de que la Canción de la estrella pertenece a Tristán e Isolda. ¡Y yo que creía que era de Tannhäuser...!
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