En la entrada anterior, Observador se pronunciaba sobre el estado actual de directores, instrumentistas y cantantes. Me gustaría, por mi parte, dar mi opinión sobre estos últimos en relación con etapas anteriores.
En lo que se refiere a los cantantes, tengo la impresión de que Observador le otorga la mayor importancia a la calidad de la voz -y a su cantidad, o volumen- que al canto propiamente dicho (técnica, línea, legato, etc.) y que a la interpretación (expresión del carácter de los personajes, atención a lo que dice el texto, etc.).
De entrada, yo diría que Franco Corelli -dotado de una voz formidable, tan bella como brillante- que en principio puede parecer muy apasionado, lo que hacía era sobreactuar mucho, exagerando casi siempre un temperamento que a otros nos suena postizo. Mario del Monaco poseía una magnífica voz de gran potencia, pero no era ni muy buen cantante ni muy buen intérprete, en general. De Giuseppe di Stefano solo se pueden salvar los primeros años; pronto arruinó su voz y cantó francamente regular, y hasta mal. Creo que Franco Bonisolli (por lo poco que le he escuchado) no merece estar en esa lista. Y en cuanto a Luciano Pavarotti, más de lo mismo: timbre privilegiado, técnica deficiente, interpretaciones y estlos poco diferenciados. A Ettore Bastianini le ocurría algo similar a su tantas veces compañero discográfico Del Monaco.
Sin embargo, después de todos estos famosos hemos contado y contamos con otros cantantes muy completos en todos los aspectos: la más inteligente soprano-mezzo wagneriana desde que hay memoria, Waltraud Meier, la mejor Brunilda desde que hay discos, Nina Stemme (más creíble y expresiva que Kirsten Flagstad, de voz excelsa, y mejor cantante e intérprete que la poderosísima Birgit Nilsson), al mejor Tristán y Sigfrido desde hace décadas, Andreas Schager (tan buen cantante como Wolfgang Windgassen o Siegfried Jerusalem, pero más propiamente dramático o heroico). En cuanto a mezzos y contraltos wagnerianas, ¿las ha habido antes mejores que Hanna Schwarz, Anna Larsson o Ekaterina Gubanova? Y no son los únicos ejemplos…
¿Y los Wotan? Falk Struckmann o Michael Volle no poseen una voz tan extraordinaria como la de George London, pero en los demás aspectos tienen poco que envidiarle. Para Alberich, Telramund o Klingsor, me parece que Günter von Kannen y Johannes-Martin Kränzle son mejores cantantes y no sobreactúan como Gustav Neidlinger; lo mismo diría los Mimes y compañía de los últimos tiempos -Graham Clark, Peter Bronder, Wolfgang Ablinger-Sperrhacke, entre otros- son mucho más equilibrados que sus antecesores -salvo, quizá, Gerhard Stolze- como los bastante insufribles Paul Kuen, Erwin Wohlfahrt y compañía.
Por no hablar de los bajos: en la supuesta “edad de oro del canto wagneriano” había que soportar a Ludwig Weber o a Josef Greindl. Poco después hizo su aparición otro claramente superior, Gottlob Frick, al que siguieron magníficos continuadores como Martti Talvela, Kurt Moll, Matti Salminen, hasta llegar a René Pape.
En otros terrenos: ¿a quién tiene que envidiar hoy la mezzo dramática Anita Rachvelishvili, a qué anteriores cantantes rossinianos Juan Diego Flórez, Javier Camarena o Joyce DiDonato, etc.? No hay más que escuchar antes a los “insignes” Luigi Alva, Nicola Monti o Giulietta Simionato, hoy intragables en Rossini.
Y en cuanto a
sopranos líricas y lírico-ligeras, el plantel actual es soberbio: Lisette
Oropesa, Nadine Sierra, Diana Damrau, Olga Peretyatko, Aida Garifullina o Pretty
Yende. Menos o nada ligeras: Anna Netrebko, Anja Harteros, Ermonela Jaho,
Sonja Yoncheva… No creo que en ningún otro momento haya habido un grupo de
sopranos esta calidad. Para terminar, hay que mencionar a Jonas Kaufmann
como quizá el único tenor alemán que ha conseguido ser también universalmente
respetado en los repertorios francés e italiano.
Puedo estar de acuerdo con tu análisis, Ángel, pero sólo en parte…
ResponderEliminarRespecto a lo que dices en cuanto al repertorio belcantista y las voces líricas y ligeras, ahora las hay muchas y muy buenas, seguramente mejores que nunca desde que existen grabaciones. Y la técnica en el canto rossiniano ha mejorado mucho en general, algo que desde luego también se puede observar en el canto barroco igualmente. Y no digamos ya si hablamos de contratenores, que en general también han mejorado espectacularmente.
En cuanto a voces wagnerianas, creo que en los últimos años ha mejorado mucho la situación, básicamente en los últimos quince años, con la irrupción de algunos de los cantantes que decías. En la época inmediatamente anterior, (pongamos, los años que van del Anillo de Boulez 76 al de Barenboim en la Scala), no era frecuente encontrarse con repartos realmente buenos de Wagner en conjunto, ni siquiera en grabación, (dejo al margen el Anillo de Barenboim, que tuvo a disposición básicamente a lo mejor de su época). Los años cincuenta y sesenta fueron años de gran esplendor, y por cierto, prefiero como Mime a Kuën frente a Stolze, que tiende a cantar menos…
Y en el repertorio verdiano, estoy de acuerdo con tu valoración sobre Harteros, Netrebko, etc. Y comparto lo que dices sobre Del Monaco y Bastianini, pero creo que hoy no hay ningún Otello en activo que supere a Del Monaco. Y a ver qué hace Kaufmann con su carrera, porque le está costando mantener algunos de sus papeles más dramáticos… En fin.
Claro, en determinadas tipologías vocales la situación no es buena, como se aprecia en que apenas hay hoy tenores verdianos de primer nivel. Pero es un caso bastante aislado.
EliminarYo me referí a la lírica italiana. Lo wagneriano es otra cosa. De todas formas, Ángel, nunca vamos a estar de acuerdo en la lírica italiana. Para mí sí eran eximios cantantes e intérpretes los que nombré. Prefiero escuchar toda la vida a los feroces Otello EN VIVO de Del Monaco antes que a los interpretados por Vinay, McCracken, Vickers, Cossutta, el innombrable empresario, el entubado Cura o el subglótico Kaufmann (sin nada éste de italianidad como los citados estadounidense y canadiense). Prefiero escuchar los interminables diminuendos, filatos o apianados de Corelli antes que fumarme a los Alagna, Villazón o Flórez de la vida. Prefiero escuchar a la "todopoderosa" Nilsson como única dueña, a mi juicio, de Turandot (más de 500 veces la cantó junto a Corelli). También prefiero llenarme de lagrimas con "la voz de otro mundo" de Jussi Björling, "el Caruso sueco". Prefiero a los caballeros del buen gusto y refinamiento, Kraus y Bergonzi, frente a otros ordinarios que hoy se creen grandes sin lograr tener la extensa trayectoria de éstos. También me quedo con el Pavarotti de los 60', 70' y 80' (no el circo que montó después) y descarto a varios contemporáneos suyos que ni valen la pena mencionarlos por su pobreza vocal. Y claro que me quedo con Bonisolli, un tenor que interpretó, poderosamente (¡como les dolía a varios de sus colegas que no daban la talla!), muchos roles y que tuvo que soportar las canalladas de varios mafiosos que, por envidia, lograron apartarlo de la vida lírica italiana y estadounidense y también de no poder grabar en las discográficas. Bonisolli "quedó recluido" en Alemania y Austria, cuyo público sí lo valoró. También cantó en otros países. Pero es repugnante cómo ciertos personajes siniestros que no nombraré, le hicieron la vida imposible hasta su muerte.
ResponderEliminarDesconocía varias de las cosas que comentas, sobre todo acerca de Bonisolli, del que solo recuerdo su Trovatore con Karajan.
EliminarPor supuesto, admiro muchísimo a Björling y Bergonzi, tyengo mis reservas con Kraus, estilista perfecto, y no, no me gusta Vickers en Otello, mientras que mi favorito es el innombrable, sobre todo en su DVD con Solti (versión que escuché en directo, en el Covent Garden). Prefiero su talento al vozarrón de Del Monaco. En este papel, Kaufmann me parece muy inferior. Pero su Lohengrin en La Scala con Barenboim fue memorable.
En fin, no es posible que estemos de acuerdo en todo. No pasa nada.
¿Por qué dice que Pavarotti tenía una técnica deficiente? Por otro lado, el cambio más claro es en los cantantes rossinianos, aunque supongo que no incluirá a Berganza entre los "intragables".
ResponderEliminarPavarotti no era -en mi opinión- ningún modelo en cuanto a graduación del volumen (incluso, muy rara vez apianó bien), su legato, su elegancia en el fraseo eran precarios. Y solía cantar el bel canto demasiado parecido al verismo.
EliminarY no, no incluyo a Berganza entre los rossinianos "intragables"; al contrario, fue una pionera en el redescubrimiento de Rossini.
En mi opinión, la situación actual, respecto a voces, no es perfecta o ideal, pero está lejos de ser el páramo que algunos describen. Hay numerosos cantantes de primer nivel, tan buenos como los más destacados de cualquier pasado que podamos conocer. Además en España tenemos la posibilidad de ver y oír a muchos de ellos, puesto que el nivel de, al menos dos de nuestros teatros, es muy alto. La gran lástima, me parece, es que muchos de los grandes cantantes actuales son relativamente poco conocidos por el penoso estado de la industria discográfica, si lo comparamos con el de la segunda mitad del siglo XX. Pero ésa es otra historia.
ResponderEliminar¡Exacto!
EliminarAunque no venga a cuento en esta entrada, quisiera aclarar algo que en la entrada “Un nuevo libro de Barenboim” quedó un poco oscuro.
ResponderEliminarEs cierto que el libro no es nuevo, puesto que se publicó en inglés en 2008 con el título “Music quickens time”, como así consta en el libro recién publicado, que es la traducción completa al castellano.
La confusión proviene de que en 2008 se publicó en castellano el libro: “El sonido es vida: el poder de la música” (edit. Bevilacqua), que es una traducción del libro en italiano de 2007, “La musica sveglia il tempo”, edición que es la que cita Ignacio Fernández en su comentario.
En la edición inglesa del 2008 figuran, en la sección de “Apéndice”, tres capítulos que no están en la edición en italiano y que, por tanto, tampoco están en la traducción al castellano de 2008. La traducción que acaba de aparecer, sobre la edición en inglés de 2008, tiene la gran mejora, respecto al libro anterior en castellano, que contiene 4 capítulos más, a saber: “Sobre Schumann”; “Sobre Don Giovanni”; “Sobre la Orquesta West-Eastern Divan”; y “Sobre la doble ciudadanía”. En contrapartida, en la nueva publicación no figura el capítulo: “Discurso pronunciado en la Knesset con ocasión de la entrega del Wolf Prize”, que sí aparece en la antigua.
En el comentario de Rodrigo D.V se lee que: “Este libro es un refrito de éste otro libro titulado El Sonido es Vida (...) ya publicado hace años y que ya tengo.” (omito citar el tono impertinente con que la dirige al Sr. Carrascosa.)
Espero haber aclarado que esto no es así, en modo alguno.
Solo añadir que, dado que el discurso en la Knesset, más bien corto, se puede leer en Internet, me permito recomendar al Sr. Rodrigo D.V. que, como ha hecho un servidor, tire el libro antiguo al contenedor de reciclaje de papel y se haga con el nuevo. Le costará unos eurillos, pero saldrá ganando en cuanto al contenido, y posiblemente en cuanto a la traducción, porque en la edit. Acantilado cuidan mucho este aspecto.
Un cordial saludo a todos, y en especial a Ángel.
Muy claro todo, Joso. Y muchas gracias.
Eliminar¿Alguien puede aclarar en qué idioma escribe Barenboim sus libros? Me parece confuso que apareciera en 2007 una edición en italiano y más tarde en inglés. ¿Quizá la original fuera en alemán?
EliminarYo estoy en el repertorio italiano, al menos en el asunto tenores, cerca de la línea de Observador, aunque con varios matices. Quitando el repertorio belcantista propiamente dicho, (ahí sí me quedo claramente con Flórez y Camarena, en todo caso entre los anteriores el mejor es Kraus), siempre me han entusiasmado los tenores con grandes voces, aunque luego haya que reconocer las relativas limitaciones del fraseo de Del Monaco, por ejemplo. Otros, como Björling, muestran un timbre tal vez demasiado oscuro, (pienso ahora en la famosa Bohéme con Victoria de los Ángeles y Beecham), y creo que Pavarotti vivió especialmente de las rentas mientras su voz estaba en sazón, (por eso fue un gran cantante en los sesenta y setenta, y después no me interesa en absoluto). Y Plácido… No soy un gran partidario suyo, (o al menos no tanto como Ángel), pero admito que hasta muy cerca del final de su carrera supo administrarse muy bien y llegó bastante entero vocalmente hasta en torno a 2010, cosa que no muchos pueden decir.
ResponderEliminarY sobre Kaufmann en el repertorio italiano, la verdad, a mí nunca me ha convencido gran cosa. En el mismo Requiem de Verdi de Barenboim en la Scala, sin ir más lejos, creo que Kaufmann es el punto débil del reparto, (una lástima, porque todo lo demás es referencial…).
Por favor, escucha de nuevo el Ingemisco del Requiem de Verdi por Kaufmann. Es el mejor de la historia del disco.
Eliminarxabierarmendariz88,
EliminarTú dices: "Otros, como Björling, muestran un timbre tal vez demasiado oscuro".
Respuesta: ¿Demasiado oscuro? Todo lo contrario. Y te lo aclara el propio Pippo:
"[...] con esa voz suya que brillaba como un diamante.” (Giuseppe Di Stefano en “EL ARTE DEL CANTO”, pág. 16, 1991, editorial: Javier Vergara Editor)
Otra cosa: el estudio es ARTIFICIAL. A los cantantes hay que escucharlos, FUNDAMENTALMENTE, en vivo. Dijo un finado demagogo argentino que para saber si una persona es renga, sólo basta con verla caminar. En la famosa "La bohème" que citas con De los Ángeles y Beecham, Björling está un tono abajo (también en Turandot con Nilsson). La mayoría de los Grandes Cantantes del Pasado no se tomaban en serio las grabaciones de estudio. Pero cuando salían a escena sí era una cuestión casi de vida o muerte. Björling sufrió un preinfarto poco antes de salir a cantar La bohème en el Covent Garden, 1960. A pesar de la negativa del médico del recinto, de su bella esposa y de sus colegas de elenco, el "Caruso sueco" no quiso DESAIRAR a Isabel II del Reino Unido y salió a cantarla en su totalidad. Bastianini, teniendo cáncer de garganta, pudo haber salvado su vida si se dejaba operar, pero eso significaba no volver a cantar. PREFIRIÓ CANTAR UNOS MESES MÁS Y LUEGO MORIR. Ésos eran los Grandes Cantantes de Pasado.
Con respecto a Bonisolli, fíjate en este brevísimo extracto EN VIVO de Turandot, los malabares que podía hacer (de ahí el encono: "la zorra y las uvas"):
https://www.youtube.com/watch?v=-axlXcewUjg
Encono que también supo cosechar Furtwängler. Como lo demuestra su prolífico admirador:
À la fin de sa vie, Yehudi Menuhin résuma toutes les critiques contre son ami (Wilhelm Furtwängler) de la façon suivante:
“Ce fut sa grandeur qui attira la haine.” (‘LE VIOLON DE LA PAIX’, Paris, éditions alternatives, 2000, p. 154)
Disculpe, ¿qué quiere decir exactamente con "Björling está un tono abajo"?
EliminarEstoy muy de acuerdo en lo que dices de Furtwängler. Ahora ya no se suele recordar, pero recibió en vida muchas críticas muy duras. A Barenboim le pasa algo muy parecido; es puro odio. Recuerdo ahora que uno de los críticos británicos más prestigiosos sostuvo durante años que Solti no entendía en absoluto la música de... ¡Wagner! Queda claro que las manías personales pueden más que la (supuesta) sapiencia.
EliminarAsí es.
EliminarY respecto a Bonisolli, no he escuchado suficientes grabaciones suyas como para poder opinar.
ResponderEliminarEste es un tema muy interesante. Yo creo que todo depende de dos cosas, lo que se interprete por el concepto de sobreactuar o exagerar y hasta que punto la musica tiene que ser una cosa tecnica. Sin duda hoy en dia hay cantantes tecnicamente perfectos pero que transmiten menos que algunos de los antiguos. Furtwangler decia que las mejoras en las orquestas americanas de su epoca eran fantasticas pero que no se debia perder de vista que lo importante era el alma de las composiciones. Creo que en la actualidad hay cantantes técnicamente estupendos pero esa obsesión con la técnica hace perder algo de la emoción del momento. Me decanto por ello por los cantantes antiguos, aunque a veces tienen excesos. Hay muchos ejemplos en los cantantes wagnerianos del Bayreuth de los 50, que cantaban hablando en muchos casos, expresando en el canto el texto, algo muy importante en wagner. Windgassen es para mi insuperable en wagner por ejemplo. Recuerdo por ejemplo la intensidad de sus tannhauser, estaba completamente implicado en la transmision del personaje antes que en la tecnica, como poseido por el personaje. Eso ayuda a transmitir el mensaje. Hay mucho otros ejemplos de esa intensidad que para mi es esencial en la opera. Si no, todo queda plano, que es lo que sucede mucho con las voces actuales. En el repertorio italiano o frances quizas haya diferencias pero el fondo es el mismo. Un saludo
ResponderEliminarEn cuanto a que Björling "está un tono bajo" se supone que rebajó la tesitura de su aria. Una práctica bastante corriente, incluso en discos. Suponiendo que sea cierto en este caso, su "Che gelida manina" sigue siendo maravillosa. Al final del Acto I de La Traviata, a Tebaldi le rebajan ostensiblemente de tono la cabaletta. Y hay muchos más casos.
ResponderEliminarPor supuesto que sí, Ángel. Su Rodolfo es referencial. Hasta Pavarotti dijo al respecto:
EliminarLuciano Pavarotti, in a 1988 interview for the Swedish daily newspaper Svenska Dagbladet, stated that "When I'm about to train a new opera, I first listen to how Jussi Björling did it. His voice was unique and it's his path that I want to follow. I would more than anything else wish that people compared me with Jussi Björling. That's how I'm striving to sing."
FUENTE:
https://www.svd.se/hemma-hos-pavarotti
La he escuchado nuevo y no me parece que esté bajada de tono. De ahí mi pregunta. En cualquier caso, de acuerdo en que es maravillosa.
ResponderEliminarhttps://archive.schillerinstitute.com/newspanish/InstitutoSchiller/Arte/afinacionantigua.html. (Parece que la afinación no es inamovible y que Verdi se adelantó a los historicistas).
ResponderEliminarSi bien es cierto que la teoría del la= 432 Hz resulta un tanto marginal, sobre todo cuando se relaciona con el movimiento de los cuerpos celestes y demás, parece que sí estuvo justificada por ciertos reconocidos intérpretes en base a preservar la voz. Respecto a los diapasones históricos, es un mundo de locos. En el Renacimiento se especula que estuviera por encima de 440 Hz. En el Barroco, por lo visto, hubo varios: 408 Hz, 415Hz, 392Hz ( diapasón francés), etc. En los tiempos actuales parece que la tendencia es elevar la frecuencia en base a obtener un sonido más brillante y pleno, quizá queriendo alcanzar la perfección de las trompetas de los Israelitas, cuyo sonido podía derretir vigas de mármol...
ResponderEliminarPero, al margen de las afinaciones, que en general han subido, el bajar de tono un aria de una ópera es otra cuestión diferente: la relación de esa aria bajada con el resto de la ópera se resiente de algún modo, la relación se altera.
EliminarSí, al final es transponer o transportar a un tono más bajo dentro de una misma afinación, en este caso, diapasón "moderno". Lo cual altera la relación y resulta perceptible para el oído entrenado.
ResponderEliminarEso es.
EliminarNo puedo estar mas de acuerdo con Observador y Glisando.Solamente un par de preguntas y comentarios
ResponderEliminarPodria precisar un poco sus reservas sobre Kraus
Se ha desconocido en los comentarios la tremenda participacion de Caballe en la vuelta de Rossini.En Pesaro ,cada verano,todavia la echan de menos.
El que tenga dudas sobre la actualidad del canto wagneriano que se de este verano una vuelta por Bayreuth y descubrira el nivel mas bajo de la historia..
Sin tenores verdianos,casi sin baritonos,solo Alvarez y Tezier,.
Con el publico abandonando los teatros de opera,salvo en España que parece empezamos a descubrirla .
Cariñosos saludos
Kraus, que fue durante años el mejor tenor lírico del mundo, me resultaba a veces algo inexpresivo y tendente a cierta blandura. Y me molestaba su empeño en demostrar sus agudos, incluso cuando no estaban escritos y musicalmente resultaban inconvenientes. Reparos menores, en general.
Eliminar*Cuando el sol se oculta, no deja de ser el sol, a pesar de sus defectos (= calor abrasador, encandila). En su ausencia, la luz de una lámpara aparece como lo máximo.
ResponderEliminarEn sus libros -entrevista a Sopranos y Tenores, (años 80 y 90), Helana Matheopulos permite que los entrevistados hablen sin tapujos y la mayoría coincide en un punto: No hay maestros que formen y orienten de manera adecuada la voz de los cantantes que surgen.
Esto sigue siendo válido hoy. Incluso, entre los conductores reconocidos a nivel mundial, poco conocen de técnica vocal y dirigen muchas veces contra el/la cantante de turno.
**En su última década de vida, Solti, quién sabía de Wagner, afirmaba que no dirigiría mas a ese compositor en teatros porque no había cantantes que dieran el nivel exigido.
Que un Carlos Kleiber recurriera a la mozartiana Margaret Price para asumir el rol de Isolde, dice mucho del nivel de canto de esa época (años 80s), aunque Price ofrezca preciosuras.
***Wagner hoy?: Estuve en Bayreuth en 2016 y 2019. Cantantes desiguales en muchos niveles: técnica, expresividad, interpretación, musicalidad, etc, etc. Siendo admirador de Wagner, casi me aburro en esas veladas debido al nivel de canto. (Ay, ay, Florian Vogt y otros*).
Reunir en una noche, en escena, a cantantes del calibre de Nilsson, Talvela, Windgassen, C.Ludwig, no es alcanzable hoy, aunque existan cantantes interesantes. Los pocos expertos en canto que se mueven en la lírica actual, no consideran a Stemme o a Foster como modelos de vocalidad wagneriana.
Escuché a Stemme en vivo, y claro, cuando no hay sol, la pequeña lámpara luce.
****Canto verdiano y ss: Le escuché a algun director decir que muchas sopranos actuales suenan parecidas y que carecen de
" una robusta personalidad escénica como Callas o Zajick".
Bumbry, Berganza, C.Ludwig, Bergonzi, Caballé, y un largo etc, manifestaron en varias entrevistas que efectivamente hoy es evidente la escasez de cantantes verdianos que pasarán a la historia del canto.
He leido dos entrevistas dadas por Bergonzi en la que critica con fuerza la ligereza de los cantantes de las últimas décadas. En ellas dicta Cátedra de canto: Ya quisiera Kaufmann ofrecer semejantes lecciones de canto, en vivo o en discos.
Las descalificaciones de los grandes cantantes de las décadas de 1950 y 1960, son ligeras e infundadas. No es ningún argumento descalificar con simples adjetivos y afirmaciones, como que Corelli paracía apasionado y no lo era, sino que sobreactuaba o que del Mónaco no era muy buen cantante. Estaríamos analizando las interpretaciones de estos cantantes para demostrar que, si bien como todo cantante, adolecían de defectos puntuales, como los exegarados sollozos de Caruso y Giglie de épocas anteriores, el histerismo de Fleta el final de E lucevan le stelle, o los golpes de glotis de del Monaco, Corelli y Tucker, pero tales puntos no fundamenta su descalificación. Basta comparar, por ejemplo, las interpretaciones del Otello de del Mónaco (en vivo) y escuchar su amplio fraseo en el final del dueto Giá nlla notte densa, los extensos diminuendos de Corelli (vivo) en Aida y Romeo y Julieta, la sotto voce de di Stefano o la elegancia vocal de Kraus y Bergonzi. Quiénes, de los tenores actuales, reúnen esas cualidades, aparte de que tengan voces agudas, como Florez, que teniendo una voz pequeña pretende incursionar en pepeles ajenos a sus cualidades vocales, como el Arnoldo de Gullermo Tell, que no se compara con las cualidades de la voz de Gedda y de Pavarotti, entre otros tenores de voces similares. No se entiende, en conclusión, el por qué de crticas tan´extramadas contra los cantantes citados. Saludos,
ResponderEliminarA mí me parece que no los he descalificado, sino que he tratado de mostrar sus puntos débiles.
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