Un Primer Concierto de Chopin inédito de 1991: Pires y Previn
Deutsche Grammophon ha editado esta grabación, “olvidada” o “castigada” treinta años después de haberse realizado en Londres, con la Orquesta Royal Philharmonic. Si es que fue “congelada” por “castigo”, la verdad es que no me extrañaría mucho, porque un lustro después el mismo sello fonográfico editó otra grabación con la misma pianista, Maria Joao Pires, pero con otra orquesta -la de Cámara de Europa- y otro director, Emmanuel Krivine. El olvido o castigo lo encuentro bastante justificado a causa de algo muy inesperado: la irrelevante, rutinaria y desganada dirección de un maestro tan admirado como André Previn. Este gran músico, que dejó un buen puñado de grabaciones memorables, rara vez cometió fiascos. Pero este sí que lo es. Hasta el punto de que el no precisamente memorable director y violinista francés lo hace bastante mejor.
Muy a menudo se menosprecia la parte orquestal de los Conciertos de Chopin, pero me parece injusto, sobre todo en el caso del Primero (que ya se sabe que es, cronológicamente, el segundo) en Mi menor, op. 11, y la experiencia discográfica nos enseña que Klemperer, Giulini, Semkow y, sobre todo, Nelsons, sacan pólvora de esos tutti -y no solo de ellos.
En cuanto al piano de Pires, ambas interpretaciones se parecen mucho y son muy características de la portuguesa: preciosas, delicadas, refinadas, casi por completo ajenas a la dialéctica de posibles conflictos y al carácter doliente.
Los 24 Preludios y fugas de Shostakovich por Igor Levit
El pasado 4 de septiembre decía yo en este blog que este álbum (que contiene también la enorme, ¡85 minutos!, Passacaglia sobre el nombre de Shostakovich -1960-62- del escocés Ronald Stevenson, 1928-2015) fue comentado elogiosísimamente en “Ritmo”. Ya advertía yo que no lo había escuchado, así que no sabía si era un juicio demasiado favorable o no. Acabo de hacerlo (no aún la extensísima composición de Stevenson al completo) y sí, probablemente, merece una calificación muy alta. Lo que ponía yo en duda es que lo merecieran también las 32 Sonatas de Beethoven por el mismo Levit.
Mi viejo amigo (no viejo por edad, sino porque lo es desde hace un montón de años) Pedro González Mira, con quien casi siempre he coincidido en la mayor parte de nuestros gustos musicales (con, entre otras, la llamativa excepción de Montserrat Caballé, que a él le parece autocomplaciente con la belleza de su voz, y poco más*) me ha contestado en “Beckmesser”, sin citarme, en un tono no muy agradable, qué le vamos a hacer. (Este “enfrentamiento por discrepancias” arranca desde su dura crítica a la última grabación de Barenboim de las 32 Sonatas, DG 2020 -él, que tanto admira sus ciclos anteriores-, comentario sobre el que le hice saber mi completa disconformidad).
Y voy ahora a mostrar otra discrepancia con una de las opiniones que PGM sostiene en ese comentario: los 24 Preludios y fugas op. 87 (1950-51) de Shostakovich puede que pretendan ser una réplica a El clave bien temperado de Bach, pero la mera comparación me parece una grave ofensa al gigantesco compositor de Eisenach. Aunque no conozco a fondo esta obra del ruso, parece bastante claro que la gran competencia y oficio de Shostakovich dieron como resultado una colección muy sólida y bien armada desde el ángulo arquitectónico. Pero casi meramente “formalista”, que carece de la genialidad absoluta de la obra de Bach y casi por completo de su calado musical y su inabarcable profundidad. Y, por cierto, en la lista de grabaciones anteriores a la de Levit PGM no incluye la de Alexander Melnikov (Harmonia Mundi 2010), que es probablemente superior a las que cita y que, en principio, por lo que he escuchado de ella, no me parece inferior a la de Levit.
*(Por supuesto que la eximia soprano barcelonesa cayó a veces en esa autocomplacencia, sobre todo en algunos recitales de arias. Pero muy rara vez en las óperas completas y en las ocasiones en las que era dirigida por Barbirolli, Giulini, Solti, Bernstein, Muti, Colin Davis y otros grandes maestros. En cualquier caso, en alguno de sus escritos PGM reducía su juicio sobre ella a ese apuntado defecto, lo que encuentro terriblemente injusto).
Si los que hacen los programas de Radio Clásica ya están de vuelta de todo y se han hartado de Bach, de Mozart, de Beethoven, Chopin, Wagner o Falla, ¡allá ellos, peor para ellos!. Pero que no nos bombardeen constantemente con música medieval, ¡por favor!.
ResponderEliminarEn cuanto a Roberto Mendes, su verborrea es infinita. Un solo ejemplo: "Hemos escuchado el Bolero de Ravel por la Orquesta X dirigida por Y, Bolero que fue compuesto por Ravel y que ha sonado por la Orquesta X que dirige Y: la obra que acabamos de escuchar". Cosas por el estilo cada dos por tres.
PIEDRA.
SONIDO y RUIDO. ESCUCHAR y OÍR.
ResponderEliminarEstoy harto de oír cómo en televisión (o en cualquier otro sitio) dicen algo así: "estamos tan campantes y de pronto ESCUCHAMOS el SONIDO del volcán"... A ver si se enteran:
SONIDO: "Sensación producida en el oído por el movimiento vibratorio de los cuerpos"
RUIDO: "Sonido inarticulado y confuso, o que carece de timbre definido"
ESCUCHAR: "Aplicar el oído para oír, prestar atención a lo que se oye"
OÍR: "Percibir los sonidos o los ruidos".
Está bastante claro, ¿no?
Chicos, dentro de un rato, a las 19.30, la 2 transmite, creo que en directo, la apertura de la temporada de El Real con la Cenerentola...a ver qué tal es la realización, que en tve en eventos musicales por desgracia suele ser malísima...
ResponderEliminarAngel si has podido seguir esa Cenerentola y quieres dejar tu opinión creo que te lo agradeceríamos. A mi en general me ha gustado bastante.
ResponderEliminarLo siento, Antonio. Me interesó tan poco que antes de que terminase el primer acto dejé de verla.
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