jueves, 16 de abril de 2020

La Sinfonía No. 4, en Mi menor, op. 98 de Johannes Brahms


"Rabia y orden"

En su breve introducción explicativa a la Cuarta Sinfonía de Brahms, que precede a su interpretación de la obra en DVD con la Orquesta Filarmónica de Viena, ese enorme comunicador que fue Leonard Bernstein –no sólo batuta en mano sino también con la palabra– pone el dedo en la llaga al afirmar que esta partitura, “gloria suprema de la producción sinfónica de Brahms”, es “la más estrictamente ordenada y formalmente concebida de todas sus creaciones”, y que a la vez expresa una “rabia apasionada, una furia desesperada: ¡rabia y orden yendo de la mano!” Brahms, que “se autoerigió en el guardián del orden musical en una época de total desorden romántico”, era en el fondo “un verdadero romántico que contenía y controlaba sus pasiones en un ropaje clásico”.

El compositor hamburgués escribió su última sinfonía (pero no su última obra orquestal, que es el Concierto para violín, violonchelo y orquesta, de 1887) en Mürzzuschlag am Semmering, durante los veranos de 1884 y 1885, completándola, por tanto, dos años después de concluir la precedente. Pero su idea venía gestándose desde 1880: ese año, en Berlín, en casa del director Siegfried Ochs, Brahms pidió a éste y al gran pianista y director Hans von Bülow su parecer sobre la idea que le rondaba de componer una sinfonía con un último movimiento basado en el final (“Meine Tage in den Leiden”, “Mis días de sufrimiento”), en forma de chacona, de la Cantata BWV 150Nach dir, Herr, verlanget mir” (“Es a ti, Señor, a quien anhelo”) de Johann Sebastian Bach (cuya autenticidad, por cierto, es hoy cuestionada). A Bülow no le pareció mal, “pero habría que alterarla cromáticamente de algún modo”.

La idea, por tanto, de un final que coronase su producción sinfónica en una forma arcaica y estricta fue lentamente premeditada y constituye toda una declaración de intenciones, pues durante bastantes años Brahms no pretendía ir más allá de una cuarta sinfonía (hoy se sabe que más adelante le asaltó la tentación, muy breve y pasajera, de abordar una quinta). Es decir, que en medio de la extendida descomposición formal que imperaba en la música europea de aquellos tiempos (con el gran auge del poema sinfónico dentro de la música orquestal), quiso nadar a contracorriente y, muy seguro de sí mismo, demostrar al mundo musical lo que todavía podía crearse dentro de las formas tradicionales. Algo que, por lo demás, también estaba haciendo, de modo muy diferente, el otro mayor sinfonista de la segunda mitad del XIX, su antitético Anton Bruckner. Quien, no se olvide, mientras Brahms concluía su Primera Sinfonía, estaba ya rematando su impresionante Quinta, coronada con una gigantesca fuga; mientras Brahms se ocupaba en su Cuarta, Bruckner estaba ya en su Octava.

El primer movimiento de la Sinfonía en Mi menor, op. 98, “Allegro non troppo”, se parece poco al que da comienzo a las tres anteriores de su autor: no hay repetición indicada, y la sección de desarrollo está en parte construida a base de variaciones; la coda es la única que termina en punta, creciendo en fuerza e intensidad hasta desembocar en cuatro fuertes golpes y un redoble de timbal. El tema inicial, una bellísima frase de los violines que surge imperceptiblemente del silencio, tiene, según observó Hermann Kretzschmar, un gran parecido con la canción popular alemana “O, wüsst’ ich doch den Weg zurück” (“Ah, si yo encontrase el camino de retorno”). La atmósfera, menos conflictiva que en el dramático primer movimiento de la Primera Sinfonía, resulta más reflexiva e interior pero no menos vehemente; parece impulsada por una constante ambigüedad armónica, hallándose cubierta de nubarrones cargados de aflicción.

El “Andante moderato” es abierto por una llamada de las trompas en una clave que pronto rectifica remansadamente el clarinete. Tan bello como emotivo es el segundo tema, enunciado por los cellos. El episodio no evita desembocar en una tormentosa y nada tranquilizadora sección antes de volver a la calma en la que se extingue; como ha escrito John Warrack, “el consuelo es la esencia de este movimiento; sin embargo lo que se afirma es la dificultad de conseguirlo”.

En el “Allegro giocoso”, el movimiento sinfónico brahmsiano más cercano al carácter de scherzo, se añaden a la plantilla orquestal contrafagot, piccolo (en lugar de la segunda flauta), un tercer timbal y –algo insólito– un triángulo, que además da mucho juego. La urgencia rítmica y la energía desplegadas son enormes; la indicación “jocoso” es probable que sea más sarcástica que literal. 

Para coronar su última sinfonía, Brahms optó finalmente no por una chacona, sino por una passacaglia, que permite un poco más de libertad. Pero se sigue ateniendo, sometiendo diríase, a un esquema en extremo riguroso y conciso: el tema, anunciado por los metales, de ocho compases, es seguido de treinta variaciones y una coda; ésas constan así mismo de ocho compases cada una, alcanzando su clímax en el sexto. Con la variación duodécima, un punzantemente expresivo solo de flauta, el compás cambia de 3/4 al de 2/3, llegándose así a una sección más lenta; el tempo inicial se recupera en la décimosexta, pero ahora con intensidad sonora mucho mayor. En la penúltima variación reaparece “el esqueleto” –así lo denominó Schönberg– del tema inicial de la Sinfonía. En la breve, pero furiosa, demoledora coda Brahms “aprieta el puño desafiando ardientemente a los cielos”, concluye Bernstein.

Aunque hoy cueste creerlo, en realidad no debe extrañarnos el desconcierto que en su día produjo la Sinfonía en Mi menor, incluso entre los amigos y partidarios del compositor: nada menos que Eduard Hanslick, Clara Schumann y Max Kalbeck, su primer biógrafo; éste rogó al compositor que retirase su obra si no quería arruinar su reputación (!). Pero Brahms, por fortuna, no se dejó convencer ni un ápice por ellos. El estreno, en Meiningen el 25 de octubre de 1885 con la reputada orquesta de esa ciudad bajo la dirección del compositor, obtuvo una buena acogida del público, que se prolongó e intensificó en la gira que hicieron con ella Hans von Bülow y el autor por varias ciudades alemanas y holandesas. Sólo la tan conservadora Viena se mostró hostil cuando la dirigió, el 17 de enero de 1886, Hans Richter al frente de la Orquesta Filarmónica: “Una vez más, Brahms ha demostrado carecer de imaginación”, se escribió. Todavía Nietzsche añadiría que evidenciaba “la melancolía de la impotencia”: una afirmación muy controvertida que podría no ser necesariamente peyorativa, pues podría reflejar que Brahms, a diferencia de Beethoven, no se sentía capaz de vencer o sobreponerse a la adversidad. Once años más tarde, fue la Cuarta Sinfonía la que le valió a Brahms, en la capital austríaca, el mayor (y último) triunfo de su vida, al ser interpretada, de nuevo por Hans Richter, el 7 de marzo, 26 días antes de su muerte.


Mis grabaciones favoritas de la Cuarta Sinfonía de Brahms:

1943 Music&Arts    Furtwängler/OFilBerlín      12’08+12’16+6’12+09’16        9/4
1945 Tahra                       Celibidache/OFilBerlín      12’06+12’16+6’12+09’23         9/5
1948 EMI                         Furtwängler/OFilBerlín      12’43+12’17+6’23+09’45        9/5
1949 Tahra                       Furtwängler/OFilBerlín      13’06+12’59+6’28+09’59        9,5/5  
1953 RColonia         Knappertsbusch/OSinfRColonia 12’34+11’27+6’45+09’46        8,5/4
1954 Testament               Klemperer/ORealDanesa  11’52+09’32+6’24+09’30           9/5 
1958 EMI                        Klemperer/OPhilharmonia 12'25+10'18+6'38+09'47         9/7
1959 DG                         Markevitch/OLamoureux    12'09+11'50+6'06+10'12         9/6
1969 EMI                        Barbirolli/OFilViena           14’07+12’48+7’29+11’24        9/8,5
1970 EMI                        Giulini/OSinfChicago         12’50+12’22+7’00+10’48        9,5/7
1976 DG                          Böhm/OFilViena                13’18+12’06+6’42+10’23        9/8,5
1979 Decca                      Solti/OSinfChicago            12’41+12’53+6’13+10’18          9/8
1981 DG                           C.Kleiber/OFilViena           12’54+11’24+6’09+09’14       10/9
1983 DG                           Bernstein/OFilViena           13’24+12’47+6’15+11’37        9/9
1990 Philips                     Muti/OFiladelfia                 13’15+11’36+6’28+10’15         9/9
1990 DG                          Giulini/OFilViena                14’18+13’01+7’10+11’51        9/9
*1996 DG                         C.Kleiber/OEstBaviera      13’17+11’27+6’12+09’34         9,5/8
*2013 DigitalConcertH    Nelsons/OFilBerlín             13’38+12’25+6’34+10’42        9,5/8
2016 BSO                         Nelsons/OSinfBoston        13’03+12’16+6’35+10’02          9/8
2018 DG                           Barenboim/StaatskBerlin 14’45+12’50+7’00+10’49           9/10

29 comentarios:

  1. Hola!! Desde Compostela. Una lista de interpretaciones impresionante. Yo, si me permite, añadiría la soberbia de Klemperer con la Philarmonia del año 1958,Emi producción de W. Legge. Acompaña en el cd a la tercera, también excelente. Un saludo!!

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    1. Yo la había puntuado con un 8,5, por lo que ha quedado fuera de la lista por los pelos. Pero había unas cuantas más con esa puntuación.

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    2. He vuelto a escucharla y decidido añadirla.

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  2. Gracias por su texto. Me ha gustado especialmente cómo destaca la incomprensión de los contemporáneos de Brahms hacia una obra hoy tan asentada en el repertorio ¡Una buena lección para todos esos melómanos recalcitrantes que se oponen de manera generalizada a cualquier creación de su propio tiempo sólo por el hecho de ser contemporánea! Seguramente en el siglo XIX ese tipo de oyente se hubiera opuesto igualmente a Brahms, Beethoven o cualquier otro compositor que, sí, en su época también era contemporáneo y tanto o más radical que los del siglo XX... y XXI. Saludos

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    1. Por supuesto. Casi todos los grandes compositores fueron y han sido contestados o ignorados en su tiempo. Lo cual no quiere decir que todos los que son menospreciados sean buenos... eso es lo que querrían algunos "impostores" o seudoartistas.

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    2. No, por supuesto que el rechazo no es señal de validez. Lo que trasluce su texto y me gustaba es eso, tan obvio, pero que muchos se niegan a querer asumir: toda música fue en el momento de su escritura, "contemporánea". Rechazar hoy en día a Lutoslawski, Messiaen o Carter, por decir sólo tres nombres incuestionables, es como negar a algunos de los que forman el corazón del repertorio de cualquier orquesta. Saludos

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    3. Completamente de acuerdo. Hay algunos aficionados a la música que parecen olvidar esto: solo admiran las músicas de 50, 80 o 100 años atrás.
      Una anécdota: al salir de una "Elektra" de Strauss que dirigió Barenboim en el Teatro Real, una señora que iba detrás de mí le dijo a una amiga: "A mí es que no me gusta la música contemporánea". No pude reprimirme: le dije a quien me acompañaba, en voz bastante alta: "¡Contemporánea de su abuela!". Y creo que la que había dicho aquello, me oyó (por la cara, que momentos después le vi, con que me miraba). ¡Es que a veces se oye cada cosa...!

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    4. ¡Divertida anécdota y muy ilustrativa de la actitud de ciertos aficionados a eso que llamamos, a falta de mejor término, música clásica!

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    5. Me parece que incluso se queda muy corto con lo de 50 u 80 años atrás. Las décadas pasan y el aficionado medio sigue sin moverse, negándose a escuchar a Schonberg o Webern ¡algunas de sus obras tienen ya más de 100 años! Más saludos

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  3. Me permitiría recomendarle la interpretación de Celibidache con la Radio de Stuttgart (1978 creo) que se publicó en el álbum DG. Muy personal, exquisitamente tocada, más alejada de la sombra de Furtwängler que la de 1945 y más compacta que la de Munich de EMI; y con muy buen sonido.

    En el caso de Kleiber prefiero una versión en vivo de diciembre de 1979, también con la Filarmónica de Viena, que publicó el sello pirata Exclusive. Incluso prefiero su sonido a la dureza de la primitiva grabación digital de DG.

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    1. ¡Ay,el álbum de Celi en DG con Stuttgart no me compré, y parece que contiene interpretaciones muy buenas!
      Y tampoco conozco esa versión Carlos Kleiber en Exclusive.

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    2. Aurora: hay un reprocesado de la Cuarta de Brahms por Carlos Kleiber con la Filarmónica de Viena realizado en 2009 por Esoteric que mejora el sonido original. Quizá ahora te parezca menos "duro".

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  4. Hermosa sinfonía. Afortunadamente tengo la versiones de Kleiber y Furtwängler, y coincido plenamente con los puntajes aquí otorgados. A modo de sugerencia, me encantaría un post similar al presente pero referido al también hermoso concierto para violín y orquesta de Mendelssohn. Muchas gracias.

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    1. No sé si alguna vez he escrito un comentario sobre el Concierto en Mi menor de Mendelssohn; me parece que no. Pero sí que podré aportar una discografía de sus conciertos: no será mala idea.

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    2. Ojalá la pueda hacer (cuando pueda, claro está). Sería de enorme utilidad para los amantes de la música clásica.

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  5. Por si acaso le gusta: Markevich, Lamoureux https://www.youtube.com/watch?v=RELgyD5WgtM

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    1. Sí, señor: me había olvidado de ella por estar en un álbum con muchos otros compositores. Tanto la Primera como la Cuarta de esa caja ("Igor Markevitch: un véritable artiste", DG) son excelentes. La añado a la lista.

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  6. Coincido en la valoración de las versiones de Kleiber/Viena y Giulini/Chicago, para mí son las mejores. Sorprende ver en esa lista a Muti, ¿el resto del ciclo merece la pena? Un saludo.

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    1. Según mis notas, la Cuarta de Muti es la que más me gusta del ciclo, seguida de la Segunda. Primera y Tercera, sobre todo esta última, no están entre las grandes.

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  7. No has escuchado nunca el ciclo Brahms-Sanderling-Dresde-RCA? Es el que tengo yo, con muy buenas críticas en general. Saludos

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    1. No, lo siento. Tengo el otro suyo, con la Sinfónica de Berlín, reeditado por Hänssler en el álbum conmemorativo, que lleva entre otras cosas también las tres Sinfonías de Rachmaninov.

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  8. Esta mañana hacía un comentario en radio clásica Jorge Barriuso, periodista de radio tres pero que también colabora en esta emisora citada. Se mostraba en sus palabras muy airado con el columnista de El País Manuel Rodríguez Rivero pues es una reciente columna dice que camina por su casa con RC, que cada vez es peor y más infantiloide, lo cual como muchos sabemos es cierto y no veo, por lo tanto, los motivos para el enfado de Barriuso. Es curioso, por lo negativo, la mala dinámica que llevan hace años en este país los medios más o menos dedicados a la cultura, o sea, RC y Radio tres de RNE y la dos de TVE. Lo cual denota que por mucho que haya gobiernos con mayor contenido social, el asunto de la educación y la cultura sigue sin tomarse en serio en este país, lo cual se desprende sin ir más lejos de las recientes declaraciones del ministro del ramo. Mucha salud a todos y todas.

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  9. Gracias por la noticia. No lo conocía. El reprocesado de la serie Originals limaba un poco las aristas y las durezas, pero me hacía suponer que el margen de mejora en las grabaciones digitales pioneras era más bien escaso, supongo que por las limitaciones de los convertidores A/D. Será un placer repasar en las mejores condiciones una interpretación trepidante.

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  10. Hay una versión de Knappertsbusch de 1953 con la Orquesta Sinfónica de la radio de Colonia, la intensidad es indecible.
    Adjunto el enlace [1], aunque si se puede escuchar en la edición de Hänssler de 2018 el sonido es mucho mejor.

    1. https://www.youtube.com/watch?v=P7G59LhnGao

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    1. Me ha gustado mucho, es tremendamente ardorosa. Solo me extrañan un pelín algunos cambios de tempo tal vez no muy justificados.

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    2. Me alegra que le haya gustado, si escuchó esa versión de Youtube es mejor todavía el sonido en la edición de Hänssler (2018) en el box set 'Brahms & Bruckner: The Symphonies' [1][2][3] el único problema con esa caja es que la Sinfonía 1 no es de Kna sino de Klempi del 55' con la WDR. Muchas Gracias, que tenga una buena semana.
      1. https://www.amazon.com/-/es/Hans-Knappertsbusch/dp/B07JKKWYFM
      2. https://open.spotify.com/album/7AWrETV1nvbENioKbgjT9p
      3. https://music.apple.com/us/album/brahms-bruckner-the-symphonies/1439504014

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  11. Escuchó la cuarta [1] de Mengelberg de 1938? con el Concertgebouw, es también una referencia. La edición de Naxos tiene un mejor sonido.

    1. https://www.youtube.com/watch?v=o2sRmT3XXLo

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    1. Sí, la conozco. Y lamento decirle que me gusta bastante poco. Le puse 6/3. Puede que la nota al sonido subiera en el reprocesado de Naxos.

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