Bach y Vivaldi
Hacía tiempo que no repasaba los Conciertos para uno, dos, tres y cuatro clavecines de Bach en las admirables versiones de Raymond Leppard dirigiendo la English Chamber Orchestra y tocando el primero de los cuatro teclados (los otros son Andrew Davis, Philip Ledger y Blandine Verlet). Excelentes tomas de sonido de Philips de mediados de los 70 del siglo pasado.
El primero de los cinco
Conciertos que contiene el primer CD, el BWV 1052 es quizá el único de
ellos pensado directamente para el clavecín. El BWV 1056 probablemente
fue transcripción de un concierto para violín que no se conserva. El BWV
1060, para dos claves, es más conocido en su versión para violín y oboe,
o incluso para dos violines. Se duda sobre si el Concierto para tres
claves BWV 1064 fue originalmente pensado por Bach para esa combinación,
aunque pudiera ser que lo destinase a la ejecución por él mismo y sus hijos
Wilhelm Friedemann y Carl Philipp Emanuel. Finalmente, el Concierto para
cuatro claves, BWV 1065, es una transcripción del de cuatro violines op.
3/10 (RV 580) de Vivaldi, perteneciente a la colección de doce
titulada L’estro armonico.
Escuchados los cinco conciertos del disco seguidos, la impresión predominante que he experimentado es que la enorme maestría del Cantor de Santo Tomás queda sobrepasada por la extraordinaria originalidad, imaginación, fantasía ¡y belleza! de esta composición de Il Prete Rosso. Y me he acordado de que nadie menos que Gustav Leonhardt desdeñaba a Vivaldi (creo que nunca grabó nada de él), y que varios músicos que conozco opinan algo parecido del compositor veneciano. Ya sé que, por su obra global, no se les puede comparar: el legado del alemán es muy superior, pero eso no obliga a menospreciar al italiano, ¡llevándole además la contraria al propio Bach, que lo tenía en alta consideración!
Discos premiados
“Se supone que los premios avalan la calidad del producto, ya que los jurados son gente con prestigio y conocimiento. Yo soy escéptico respecto a muchos de estos galardones, y alguna vez coincido. Solo me fío de mis gustos, que pueden ser deplorables, pero con los que procuro no engañarme jamás” (Carlos Boyero. El País, 17-2-2023).
Esto que escribía el conocido crítico cinematográfico (a propósito de una película premiada que no le había gustado mucho) lo suscribo. Por lo que recuerdo las veces -cada vez menos- que he estado atento a los discos premiados aquí y allá, con frecuencia me he llevado las manos a la cabeza, tanto por las ausencias -muchas veces clamorosas- como porque ciertas publicaciones que resultan premiadas me parecen insignificantes, pedantes, ridículas o hasta perversas. Cuando no oportunistas o directamente compradas. Así que ¡ni p… caso! Pero como luego resulta que hay críticos abiertamente sordos, que van repitiendo y repitiendo apreciaciones erróneas o disparatadas de otros, estos discos premiados extienden y prolongan en el tiempo una reputación que no les corresponde.
El mucho tiempo suele -hasta cierto punto, claro- poner las cosas en su sitio, o al menos un poco más cerca de su sitio. Por eso, si comprobásemos qué discos excelsos no recibieron en su día premio alguno, y cómo otros irrelevantes sí lo consiguieron, nos quedaríamos bastante espantados.
Siempre me pareció que tantos músicos profesionales y cultos desdeñen a Vivaldi, pareciendo olvidar que Bach aprendió muchísimo de él.
ResponderEliminarLeonhardt reconoció que no le agradaba Vivaldi, encontraba su música de mal gusto, a veces ingeniosa pero siempre de mal gusto. No obstante si realizó el continuo en un par de discos de Vivaldi. Con la Orquesta de Camara de Amsterdam (instrumentos modernos y disponible en YouTube) grabó 5 conciertos de Il petre Rosso para Telefunken (1963) bajo la dirección de Anthon van der Horst y André Riu (padre). En 1968 grabó otros siete junto a Concentus musicus Wien y Harnoncourt (Teldec), ya con instrumentos originales. En cuanto a Haendel muy poco también, el continuo de las sonatas para flauta junto Bruggen y Bylsma. Y alguna, muy pocas, sonatas para clave.
ResponderEliminarInteresantes precisiones. Son grabaciones muy antiguas, antes de "convertirse" plenamente al historicismo. Lo del "mal gusto" es bastante discutible, como su escaso aprecio por Haendel. (Donde dices Riu entiendo que es Rieu, el padre del "genial" director que arrasa en ventas... y en horteradas). A.C.A.
EliminarSi, Rieu ( senior). Perdón.
ResponderEliminarHola desde Compostela! Me gusta Vivaldi, lo cual me permite disfrutar de una música llena de fantasía y belleza, al igual que ocurre con por ejemplo los conciertos de Albinoni o Teleman ( un genio ). No me parece en absoluto música de mal gusto, al contrario, muchas veces incluso excelsa ( escuchese a H. Holliger algún concierto para oboe de estos señores y será elevado a las alturas!!). Todo lo cual no es obice para que la ya hoy clásica segunda escuela de Viena también me haga disfrutar. Tambien Igor Stravinski decía que Vivaldi escribió el mismo concierto 200 veces. En fin, yo creo que no se pueden proyectar al pasado nociones, formas de pensar y crear que ni siquiera eran intuidas en ciertas épocas. Lo claro, bello y poco complicado o alambicado no tiene por qué ser de mal gusto, yo lo encuentro muchas veces maravilloso. No todo va a ser la Pasión según san Mateo de Bach, o los últimos cuartetos de Beethoven....obras excelsas también.
ResponderEliminarYa había yo reparado en eso de que de los discos con premios no hay por qué fiarse; yo me llevé más de un disgusto.
ResponderEliminarOtra cosa: sobre la actitud reverente hacia ciertas obras capitales de la Historia de la Música, leí que varios directores, entre ellos el hoy casi olvidado Mario Rossi, no se atrevían con la Novena sinfonía de Beethoven. ITZIAR.