En
2006 publicaba EMI un doble CD los Tríos para piano,violín y violonchelo
de Mozart, más el Trío “Kegelstatt”, para piano, clarinete y viola, K 498.
Los intérpretes fueron, además de Barenboim, el violinista Nikolaj Znaider, el
chelista Kyril Zlotnikov (del Cuarteto de Jerusalén), el clarinete Matthias
Glander y el viola Felix Schwartz (ambos de la Staatskapelle Berlin).
Publicación que se situó abiertamente en la cima de la discografía (tampoco
había precedentes de primerísima fila, todo sea dicho).
Por
eso me extrañó enterarme de que había vuelto Barenboim a grabar estos Tríos,
ahora para Deutsche Grammophon, trece años después. Suprimían el K 498,
pero añadían ahora el Trío o Divertimento K 254, preciosa página -original
para piano, violín y cello- pero menor, de 1776, o sea 10 y 12 años anterior a
los restantes. Los colaboradores del pianista y director de Buenos Aires han
sido ahora su hijo Michael al violín y el cellista Kian Soltani (ambos primeros
atriles de la Orquesta del Diván), con los que está actuando con mucha
frecuencia, tocando por ejemplo todos los Tríos de Beethoven.
Me
parece que esta nueva grabación (de sonido increíblemente bueno, tomada en la
Sala Pierre Boulez de Berlín por los Estudios Teldex los días 18 al 20 de
febrero de 2019) me satisface en conjunto algo menos que la anterior. Pero es
preciso especificar y explicar que mis reservas se refieren al violinista.
Varias veces Michael ha demostrado ser un excelente músico e instrumentista,
sobre todo en repertorio del siglo XX y de vanguardia, pero aquí tengo mis
reservas: su sonido, algo delgado y sin la riqueza armónica del gran Znaider,
no creo que sea el más idóneo. Por otra parte, en algunos movimientos -solo en
algunos, es curioso- introduce portamentos que me rechinan bastante (¡qué raro!
A su padre, cuando dirige Mozart, no parecen gustarle: rara vez recurre a ellos).
Znaider también los hace, particularmente en el último movimiento del K 502,
pero de forma más discreta. E incluso, aunque tímidamente, también los hace
Daniel Guilet, violinista (de sonido aún más afilado que Michael) del reputado
Trío Beaux Arts... Por lo demás, Michael demuestra
sobradamente su musicalidad en multitud de frases preciosamente expuestas y
cantadas.
Es
una pena que estas composiciones tengan una parte tan discreta destinada al
violonchelo, ya que Soltani es un fuera de serie, y se nota un montón en sus
intervenciones (tanto, y no sé si más, que a Zlotnikov).
Pero
yo no renunciaría a este doble álbum de DG por algo decisivo: el piano de
Daniel Barenboim, que es una auténtica gloria. Menos claramente prebeethoveniano que
en la anterior grabación, más genuinamente mozartiano -menos discutible, por
tanto-, con mayor variedad de expresión y acentos, por ejemplo un recurso muy
extendido pero sutilísimo del rubato y una gama dinámica que -sin llegar
nunca, claro está, al fortísimo- posee una infinidad de grados. Sí, como ya
escribí cuando comenté recientemente sus Cuartetos con piano o su Concierto
“de la Coronación”, su Mozart es ahora más poliédrico y sutil. Alejarlo
ahora un poco más de Beethoven quizá se deba a que ya no hace tanta falta una
actitud militante para insistir en la hondura y el dramatismo del salzburgués, pues son
valores ya más aceptados y asentados. Algo importante de señalar: ahora hacen
las repeticiones de los primeros movimientos, con lo que las duraciones se
alargan considerablemente.
Yo tengo la grabación del Beaux Arts Trio. ¿Realmente merece la pena que me compre la de Barenboim en EMI?. GPS.
ResponderEliminarEn mi opinión merece mucho la pena; ¡verá usted qué diferencia! Tampoco es manca la versión del mejor de los Tríos, el K 542, por Kentner, Menuhin y Cassadó, en EMI. No crea que hay mucho más que sobresalga de veras entre las grabaciones de estas obras...
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